Tapones, tapones, tapones…definitivamente transitar por las calles de Santo Domingo se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza.
Y es que llegar a sitios relativamente cerca que se podría llegar en 10 ó 15 minutos, toman dos y hasta tres horas.
El otro día, hace como dos semanas, tuve que ir desde Cristo Rey a una esquina antes de la avenida 27 de Febrero casi esquina Ortega y Gasset un trayecto que como máximo debía hacerlo en 15 minutos, tarde poco más de dos horas. Salí antes de las cinco de la tarde y llegué poco después de las 7:00 de la noche.
Ya no es sólo en horas pico, cuando la gente sale de su trabajo o centro de estudios, sino a cualquier hora, y no sólo en las avenidas de mucho tránsito, sino también en las calles que habitualmente se toman huyendo al congestionamiento del tránsito.
El número de vehículos que circulan en las calles de Santo Domingo se ha incrementado de forma increible en las calles, es cierto.
Pero también está la falta de educación de muchos choferes, no sólo de autobuses, guaguas voladoras y motoristas, que se meten por donde quiera sin importarles nada.
El transporte es un caos y es peor por la agresividad de muchos conductores, en especial de carros públicos y de motoristas.
En los últimos días he tenido que sufrir insultos de estos, que no conforme con esto dan con las manos en mi vehículo, tratando de obligarme a que siga, metida en un tapón donde el vehículo que me queda delante está a menos de un metro y los de los laterales a menos de 10 centímetros.
Tengo cuidado, porque no quiero ni rayar mi carro, pero tampoco el ajeno, con una distancia en que prácticamente se chocan los espejos, pero en un país tan machista como este, muchos hombres si ven que es una mujer que conduce, la insultan y quieren dirigirla, porque el fin es estar delante, aunque luego vean que es imposible avanzar,
Lo cierto es que calles de barrios lucen abarratodas de vehículos evitando las grandes avenidas.
No se cual será la idea de las autoridades de transporte, pero es urgente que hagan algo al respecto para paliar un poco los entaponamientos vehículares e instruir a los agentes de la AMET, porque en ocasiones hacen pero el tapón.
Estando funcionando el semáforo se ponen a dirigir el tránsito y el que espera por paso ve con malhumor como el semaforo cambia a verde dos, tres y hasta cuatro veces mientras el Amet da paso en una sola dirección.