Estudiantes en la escuelaLa semana pasada cuando iba al trabajo pasaron dos estudiantes adolescentes uniformadas, frente a la casa de mi mamá, con quien conversaba en esos momentos, ella llamó mi atención para que me fijara en la falda de estas jóvenes.

 

Me quedé sorprendida y es que era lunes, primer día de la semana, y aquellas chicas tenían no sólo sus faldas sino también las blusas  que llevaban como si hubieran salido, como yo digo: del estómago de un burro. Lo cierto es que daba verguenza.

No se como es ahora, pero en mis tiempos la dirección del plantel supervisaba los uniformes de los escolares. Había que ver aquellos uniformes totalmente arrugados, en aquellas jovencitas que se dirigían a su escuela luego de todo un fin de semana de asueto y recodé mis días de escuela en el bachillerato.

En aquellos tiempos mi mamá me obligaba a planchar mi uniforme por lo menos tres veces a la semana. Recuerdo que al sentarme intentaba alisar los tachones de la falda para que no se estrujara demasiado. Lo cierto es que pasaba la semana con mi uniforme nítido, razón por la cual aquellas muchachas que iban en el primer día de la semana, con su uniforme tal como lo sacaron de la la lavadora, me sorprendieron.

Y verlas me llevó a reflexionar de como las cosas han ido degenerando, en lugar de mejorar. Esto es sólo una muestra, porque estas jóvenes iban a su escuela y si aquello era lo visible, me imagino como estarían sus cuadernos y tareas.

Y recordé que la primera educación más que en la escuela te la dan en casa, tus padres, pero si estos como en muchos casos frecuentes en el país, son también adolescentes, el problema es peor, porque si ellas no tienen formación com pueden darla a sus hijos.

También de que su descuido tiene que ver con el descuido de las madres, las cuales no se preocupan de supervisar no sólo la ropa y tareas de sus hijos, sino de vigilar que hacen y con quienes andan y por eso nuestra sociedad  cada día se descompone más.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *