Margarita Brito Francisco

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Los que se fueron, realmente no se fueron, murieron un día quizas gris,tal vez lluvioso o soleado, pero dejaron una pena un vacío en nuestros corazones. Ellos ya no están pero dejaron recuerdos que siempre perdurarán.

Que triste es ver morir a nuestros familiares o amigos, especialmente luego de padecer una enfermedad que los desgastó poco a poco, pero más triste aún son los casos de aquellos idos a destiempo, tras un accidente de salud o de tránsito.

Mis tías Manola, Juana e Hilda (Chicha)   murieron producto de enfermedades, al igual que mi abuela, mi tio Generoso y mi papá, pero a mi tio Olivo lo arrastró  muchos metros , junto al caballo blanco que montaba, un conductor borracho.

Recuerdo a tia Manola cantando rancheras mexicanas, a Generoso leyendo su eterno periódico en la cama, momentos que aprovechábamos para peinarlo y hacerle todo tipo de disparates en su rizado cabello mientras estaba adormecido , para reirnos.

Con la tia Juana, a quien cariñosamente le decíamos doña mamá, la recuerdo en su mecedora en la acera, hablando con los vecinos o ayudando en lo que pudiera, tanto a vecinos como a familiares. Cuando murió tenía 104 años, pero creo que desde mucho antes de los 80 tenía preparada su mortaja, el vestido y la sabana para cuando fueran enterrarla. Tanto así que se volvió un chiste en la familia, que dijera que pronto moriría.

Con toda esa edad era un ejemplo a seguir, conversadora, amable, el alma de la fiesta, tanto entre personas de su edad, como en jóvenes y niños. Cuando se hablaba de salir para la playa o cualquier otro lugar de inmediato estaba lista: se ponía su sombrero y sus medias de nylon y era loa primera del grupo. Los jóvenes le buscaban, porque sabían que en ella tenían un apoyo en momentos de dificultad.

A mi padre trabajando constantemente en su partido morado, siempre tratando de servir a los demás en su eterno y viejo Renault marrón, tratando de hacer cumplir el lema de  «servir al partido para servir al pueblo», aunque al final de sus días casi olvidado por ese mismo partido.

Más recientemente se nos fue  Ana María, Lulú  para la familia, de Lulú tengo tantos recuerdos que sólo de pensarlo me saltan las lágrimas, colaboradora siempre buscando como ahorrar, en tiempos difíciles para la familia. Trabajadora, siempre activa. Recuerdo que siendo niña nos llevaba al mercado, para buscar productos frescos y más baratos y hasta la acompañábamos a la escuela nocturna muchas veces, aunque nos dejaba en el área de niños. Ella fue tía, hermana , amiga y mucho más, aún en sus últimos días siempre estaba ahí tratando de ser fuerte, de estar con nosotros.

Y ni que decir del  tío Ignacio, quien apenas hace unos días que partió. A pesar de que por su trabajo se veía obligado a viajar al interior y no vivía tan cerca, siempre estuvo allí en los momentos en que lo necesitamos. Murió pocos días despues de Lulú , este mes de mayo y enfermo como estaba que apenas podía caminar no dejó de ir al entierro, aunque no pudo salir del carro pues su salud ya estaba deteriorada.

Ellos ya se fueron y me doy cuenta de que nada es igual, a pesar de que en ocasiones me parece que todos los días se parecen y que es una rutina, no es así. Cada día tiene algo diferente aunque no lo percibimos en el momento, pero al volver la vista atrás nos damos cuenta que todo cambióvemasalla

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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