Margarita Brito Fco.
La gente necesita que lo escuchen, a veces no tenemos tiempo para escuchar a los hijos, a la familia, a los amigos, y hasta desconocidos que de repente en el trayecto en autobus, en carro publico, cuando está a la espera de una consulta médica te cuentan sus problemas y hasta su vida, en apenas 30 ó 40 minutos, pero puede ser la diferencia para que tomen una decisión correcta en un momento dado .
Escucharlos puede ser la diferencia en momentos de depresión de esa persona en específico.
En días pasados coincidí en una tienda con una joven madre, que llevaba en sus brazos a su bebé recién nacida, hablamos de cosas intrascendentes hasta que le pregunté por qué andaba con su bebé en un día de tanta lluvia.
Fue como si una válvula de escape se hubiera abierto. La mujer me contó que se había casado y divorciado y que años después con varios enamorados decidió hacerse novia del hoy padre de su hija, quien rompió con ella al enterarse de su embarazo.
La joven madre, que es profesional graduada de contabilidad, narró que estaba viviendo con su mamá, la cual se negaba a cuidarle la niña para que ella pudiera hacer algunas diligencias, como la que hacía en esos momentos, tratando de conseguir una cuna para la pequeña, alegando que no iba a dejar de ir a su iglesia.
Llorando me dijo que la madre le había dicho que si queria saliera antes de las 7:00 de la mañana a hacer sus diligencias, porque a esa hora era que podía estar en la casa, o que se llevara la niña.
Traté de reconfortarla señalando que no sufriera por eso, que las cosas se solucionarían, que buscara alguien de confianza que le ayudara.
Le dije que su mamá no comprendía que hacía más con ayudarla, comprendiendo que la iglesia era el prójimo y en este caso su misma hija, que se animara, que Dios la iba a hacer echar hacía adelante.
Ella dijo que si, que se iba a mudar, ya que trabaja y gana un buen salario, pero que le habría gustado tener la comprensión de su madre, que sólo la acusa de haber salido embarazada sin casarse y de haber sido mal ejemplo para una sobrina de 18 años, que vive en el lado opuesto de la ciudad en el que ella reside y de la que dijo se embarazó del novio que tiene desde los 14 años.
En fin, que luego de hablar por más de 30 minutos, la mujer se sintió reconfortada y secando sus lágrimas me dijo: «gracias necesitaba desahogarme con alguien».
Este es sólo un caso, pero tengo varias historias similares, las cuales narraré en otra ocasión.
