En Ecuador el asesinato de Karina del Pozo, de 20 años, consterna.En Ecuador el asesinato de Karina del Pozo, de 20 años, consterna.

Margarita Brito Fco.

La situación es similar en cualquier país de América Latina: la muerte de mujeres a manos de su pareja o ex parejas se ha convertido en una pandemia.feminicidio-violencia-mujer
En el país el último caso fue la balacera protagonizada el pasado domingo por Gerard De la Cruz, en el Seibo, que podría arrojar nuevas víctimas mortales con el agravamiento de Sharlimé Chantel Beras, el principal objetivo del matador, durante su agresión a un grupo de personas que participaban en una cabalgata.

En Ecuador el asesinato de Karina del Pozo, de 20 años, consterna.
En Ecuador el asesinato de Karina del Pozo, de 20 años, consterna.

BBCmundo publica un reportaje de los feminicidios, pandemia que está acabando con las mujeres de América Latina y de la cual República Dominicana no escapa, una realidad que deja luto, tristeza y huérfanos en la mayoría de los casos. feminicidio1
La joven Sharlimé Chantel Beras, quien recibió varios disparos, entre estos uno en el vientre, fue operada en el hospital Antonio Musa de San Pedro de Macorís y ayer su estado había empeorado, por lo que fue ingresada en cuidados intensivos, dijo su tía Iris Beras.
Gerald de La Cruz amenazaba a la joven, que le había puesto una orden de alejamiento que luego retiró. De la Cruz, quien luego del tiroteo se ahorcó enn un negocio de su propiedad, pasado 14 de febrero se presentó en el apartamento de Sharlimé en Santo Domingo y protagonizó un escándalo, luego, el 27 de febrero, volvió a agredirla en El Seibo.
En el hospital la joven habría conversado con un policía sobre querellarse de nuevo contra De La Cruz, pero según la tía que el policía le insistió en preguntarle si estaba segura de querer hacerlo y le dijo que lo pensara bien, por lo que ella, que tenía miedo, decidió no hacerlo.
De la Cruz, de 32 años, atacó con una escopeta y un arma de cañón corto la cabalgata en la que participaba Sharlimé, quien viajaba en un camión con la niña Adalís Peralta, quien murió en el acto, sentada en el regazo. También está herida Ginnette Rosario, de tres años, quien iba en la parte delantera del camión.
Otros heridos fuerons Ever Ramírez, de 33 años; Domingo Rodríguez, de 45 años; Wander Mercedes, de 19 años; Vicente Castro Ciprián, 50 años; Livio Antonio Javier, 24 años y Maximiliano Reyes, quien corre el riesgo de perder un ojo por las heridas sufridas.

BBC Mundo en su reporte sobre los feminicidios dice que son crónicas de mujeres que han sido asesinadas por el hecho de ser mujer y resalta que la palabra no aparece en el diccionario de la Real Academia.
“Sus casos son ejemplos significativos de un crimen que cada año mata a una enorme cantidad de mujeres en todo el mundo”, añade.
Resalta que a pesar de ser un problema tan grave, no tiene ni nombre ni hay cifras oficiales. Se le llama «feminicidio» o «femicidio», según el país, pero cuando se busca en la Real Academia de la Lengua, la respuesta es que esas palabras «no están registradas en el Diccionario».
Pero obviamente existe. Y en América Latina es especialmente grave.
Tanto que un informe de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) publicado en 2012 indica que en algunos casos alcanza «niveles cercanos a los de pandemia»
En República Dominicana
A principios de enero, siete mujeres habían sido asesinadas por sus parejas o ex parejas en los primeros 12 días de este 2013, lo que mantiene la tendencia de la preocupante violencia de género en la República Dominicana, la constante ha seguido.
Una de las víctimas fue Cruz María Aybar Mateo, de 44 años, quien fue asesinada en la avenida República de Colombia, por su ex pareja, un sargento de la Policía Nacional.
Un caso que consternó al país, fue el de una adolescente de 14 años, que fue asesinada por un hombre de 60 años. Ocurrió en Barrio Nuevo, en La Canela, Angela Daniela Delgado, de sólo 14 años, fue baleada por Cristóbal Estrada, un puertorriqueño de 60 años, con quien tenía una unión marital. También se han registrados casos en Monte Plata y Hato Mayor.
El 2012 terminó con la tragedia de cinco muertes en el sector Invivienda, incluyendo al victimario, mientras el presente se inauguró con más violencia, con muerte, rapto y hasta suicidio ocurridos en distintos rincones.
El 30 de diciembre de 2012, Enmanuel Lami Román, tomó el revólver de una agente de la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet) y penetró a la residencia donde vivía su ex pareja Vicky Irrizary Méndez, a quien asesinó junto a sus a sus hermanas Yendy Rosanny, Sarah María Luciano Méndez y la niña Maia Camila Feliz, a quienes Lami Román acribilló antes de suicidarse.
Mejor suerte que Vicky y su familia, tuvo Ivelisse Adames, una ama de casa, de 30 años, que dormía con sus tres niños, con edades entre los 2 y 11 años, en una casita de madera y zinc, en el barrio Los Guandules, donde se presentó su ex marido, Diomedes Ubri Solís, y ante una negativa de la dama a una reconciliación prendió fuego a la casa y huyó. Vicky y los niños, dos varones y una hembra, se salvaron gracias a los vecinos.
“Es un problema muy complejo, incluso si se pone a comparar antes y después de reformular la ley (sobre violencia intrafamiliar), y ocurre en todos los niveles”, aseguró Pedro Rodríguez, del Centro de Atención a las Víctimas.
Sin embargo, el raso Roberto Mercedes fue sometido a la justicia acusado de asesinar a Leticia Troncoso, 33 años, quien paradójicamente era hija de una abogada defensora por los derechos de la mujer.
En Santo Domingo, un sargento de la Policía Nacional asesinó de un disparo en la cabeza a su pareja de 44 años y luego intentó suicidarse, en el residencial Ciudad Real Dos, Arroyo Hondo III, del Distrito Nacional. En Moca, José Rodríguez fue de la amenaza a los hechos y acuchilló en cinco ocasiones a su pareja Alfaqueli Maria Ogando, quien sobrevivió al ataque, ocurrido en la residencia de ambos el pasado día cinco enero.
La procuradora adjunta para Asuntos de la Mujer, Roxanna Reyes, dijo que para romper la cadena de maltrato que afecta a miles de mujeres es necesario lograr su empoderamiento para que denuncien a los agresores.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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