La obra “Barro, cemento y asfalto”, de la Fundación Cayenas, inauguró la 7ma. Bienal de Teatro Grupal, evento que se extenderá hasta el 30 de octubre y que está dedicada a María Ligia Grullón, del espacio teatral “La 37 por las Tablas” y al actor Juan Marìa Almonte.
En la 7ma Bienal de Teatro Grupal participan Argentina, Brasil, Chile, Colombia, España, México, Puerto Rico, Venezuela y Repùblica Dominicana y los espacios que se han habilitado para las presentaciones son: Casa de Teatro, Colegio Babeque Secundaria, Centro Cultural Mauricio Báez, Centro Cultural de España, Centro Cultural de Brasil y en Santiago La 37 por las Tablas, entre otros.
La Bienal de Teatro Grupal es una entidad sin fines de lucro que cada dos años, desde 1999 en el país, organiza el Festival Internacional de Teatro, un espacio con representaciones teatrales, talleres, charlas, concursos de dramaturgia y otros.
Para dejar abierta la actividad dieron la bienvenida la directora del Centro Cultural de Bral, Cristiani Grandi y Alfredo Caraballo, director de la Fundación Cayena.
“La bienal es un esfuerzo de sudor y làgrimas, pero sobre todo es la culminación de un trabajo tesonero, la realidad de un sueño, de convertirnos en una casa para el teatro dominicano”, sostuvo.
Manifestó que muchos artistas y dramaturgos iniciaron en la bienal, “la bienal es la huella de una generación que permanecerá en el tiempo, una historia que no debe terminar, cada entrega se dedica a una figura destacada del teatro dominicano”.
“Barro, cemento y asfalto”
Protagonizada por Alfredo Caraballo y Odeisy Delgado, con dirección de Caraballo y asistencia de Katherine Caraballo, “Barro, cemento y asfalto” es una conmovedora historia de dos niños de la calle, de los llamados palomos, que sueñan con una libertad, basada en una familia.
Es una experiencia de trabajo con niños, niñas y adolescentes que viven en las calles, la pieza escénica muestra su dura realidad, olvidados de la sociedad.
Marìa es una niña que vende flores en las calles, abandonada por su madre, fue violada por un padre alcohólico, al que debe mantener sus vicios, al que no abandona, porque dice es su única familia, aunque la mayor parte del día y la noche la pasa en la calle, teme dejar a su progenitor, por miedo a las agresiones físicas.
En tanto, Chiquito es un limpiabotas, que se droga oliendo cemento,hijo de una mujer enajenada, que perdió la razón por completo tras ser violada por un grupo de hombres. Chiquito no tiene nombre, no sabe quièn fue su padre y vive triste porque no puede ver a su madre, a quien luego de agredir a un policía, porque con la locura tomó odio a los hombre, por el maltratado sufridos la llevan al manicomio.
Ambos niños se conocen en una de sus aventuras en las calles y comenzarán a contarse sus vidas, entre peleas, desconfianza e insultos.
Al final terminan siendo amigos con una esperanza de volverse a encontrar. La obra es un llamado a la sociedad para tomar acciones para proteger a los niños que viven en las calles.