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Japón tras el tsunami

La Agencia Internacional de Energía Atómica criticó duramente a Japón por su manejo de la crisis en la planta nuclear de Fukushima y por no hacer lo suficiente para proteger sus instalaciones de terremotos y tsunamis.

De acuerdo a una información de la Deutsche Welle alemana, uno de los argumentos usados por el movimiento antinuclear germano para exigir que el Estado alemán renunciara lo antes posible a la energía atómica era que, si la celebrada eficiencia japonesa no podía descartar la posibilidad de accidentes como el de la central de Fukushima, mucho menos podían hacerlo los consorcios energéticos locales. Pero, a medida que avanzan las inspecciones en el lugar de la catástrofe, se agrieta cada vez más el mito del rigor y la escrupulosidad nipona en materia de seguridad industrial.
 
Después de que el terremoto y el tsunami que le siguió dañara las instalaciones de la planta nuclear Daiichi el pasado 11 de abril, el Gobierno japonés ha debido recurrir a la ayuda estipulada para esos casos por la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) en lugar de insistir en resolver la crisis solo. Esa es una de las conclusiones de la investigación efectuada recientemente en Fukushima por funcionarios de la máxima autoridad mundial en energía nuclear, cuyo informe será presentado en Austria este lunes (20.6.2011).

 
La AIEA presentará resultados de sus investigaciones en Fukushima este 20 de junio. El reporte promete dejar mal parado al estamento nipón cuando sea discutido en el marco de la conferencia vienesa sobre seguridad nuclear. Y es que, según los inspectores de la AIEA, además de ignorar el convenio que contempla la cooperación de varios países para responder a accidentes nucleares, las autoridades japonesas implementaron erróneamente las medidas de protección escalonadas que el ente internacional recomienda para escudar a las centrales atómicas de amenazas externas.
 
Los voceros del Gobierno y del sector energético japonés se podrán defender alegando que los países miembro de la AIEA tienen la prerrogativa de seguir o no esas sugerencias porque las mismas no son vinculantes. De hecho, en Japón se siguieron algunos de los pasos recomendados. Sin embargo, dada la gravedad de lo ocurrido, es poco probable que esa premisa repare la imagen de los responsables. Después de todo, la AIEA también ha criticado las estrategias usadas para evitar la fusión de núcleo en tres reactores de Fukushima.
 
A cien días de la tragedia, mientras miles de japoneses participan en ceremonias para recordar a las víctimas del terremoto y el tsunami –15.400 cadáveres han sido recuperados hasta ahora y 7.700 personas todavía se hayan desaparecidas–, se sigue trabajando en la reparación de la planta nuclear Daiichi y enfrentando los problemas que han surgido en la instalación de descontaminación: las labores de depuración de agua radiactiva debieron paralizarse poco después de haber sido iniciadas este sábado (18.6.2011).
 
Eso implica que, en lugar de enfriar los núcleos con agua nueva, los trabajadores se vieron forzados a reciclar el agua contaminada. El líquido envilecido por material radiactivo es, por sí solo, uno de los aspectos más preocupantes de la crisis atómica japonesa: hasta ahora se han acumulado alrededor de 100.000 toneladas de agua contaminada y los recipientes que la contienen amenazan con desbordarse en el curso de las próximas semanas.

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