Portada EL RUGIDO DEL LEON

El expresidente de la Suprema Corte de Justicia, doctor Jorge Subero Isa, reveló que el gobierno del presidente Leonel Fernández “desató todos los demonios contra nosotros” por la decisión adoptada por el entonces más alto tribunal del país en relación con el tema de la Sun Land.

La afirmación está contenida en una carta enviada por Subero Isa al periodista y escritor Miguel Guerrero a propósito de la salida esta semana al mercado de una sexta edición ampliada de su obra El rugido del león.

Subero Isa también afirma que sus diferencias con el presidente Fernández tuvieron que ver también con la creación del Tribunal Constitucional, a pesar del hecho de que en principio el mandatario le había expresado que compartía su propuesta de que se instituyera como una sala de la Suprema Corte, como es el caso de Costa Rica.

Refiriéndose a la inasistencia del Presidente a la ceremonia conmemorativa del Día del Poder Judicial del 7 de enero de 2009, el entonces presidente de la SCJ dijo que “posiblemente lo más ofensivo que dijera en esa ocasión fue que esa reforma tenía un fuerte olor a queso manchego y a jamón ibérico, dado la enorme influencia que tenían los constitucionalistas ibéricos en esa reforma”.

Las afirmaciones  están contenidas en una carta que Subero Isa le enviara a Guerrero el 3 de junio del 2013, días después de la puesta en circulación en el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC) de la primera edición del libro El rugido del león y reenviada al autor  a comienzos de agosto de este año ante el anuncio del lanzamiento de una sexta edición ampliada de la obra esta semana. El texto completo de la carta se publica como un Anexo de la nueva edición de la obra.

En la carta se señala que el presidente Fernández no asistió a esa celebración “a consecuencia de la sentencia en el caso Sun Land, es decir en 2008, pues él entendía que desde lo externo del Poder Judicial se había manipulado al tribunal”.

“El Presidente se mostró no solamente enojado, sino indignado, por la decisión que adoptó la Suprema Corte de Justicia, pues sus abogados, incluyendo un vicepresidente del  Partido Revolucionario Dominicano (PRD), opinaron en el sentido de que esa acción tenía que ser declarada inadmisible por carecer de asidero legal. Personalmente, luego de dictada esa sentencia, el propio Presidente me manifestó su inconformidad con la decisión adoptada”, expresa Subero isa en su carta.

El texto íntegro de la comunicación es el siguiente:

Santo Domingo, D. N.

3 de junio de 2013.

Señor

Miguel Guerrero

CIUDAD.-

Estimado Miguel:

Creo haber comprado todas las obras que has escrito y puesto a la venta pública, y estoy seguro de haberlas leído todas con el mismo interés con que frecuentemente leo lo escrito en tus columnas periodísticas. En ellas y con ellas he aprendido mucho, al igual que lo han hecho millares de dominicanos quienes te atribuyen tanto la capacidad como la investigación necesarias para que lo afirmado por ti tenga un valor de verdad que en ocasiones no se puede establecer la prueba en contrario. “El Rugido del león”, tu más reciente libro no ha sido una excepción. Lo compré en la pasada Feria del Libro, incluso antes de su puesta en circulación.

No ha sido mi costumbre tratar de aclarar los comentarios, análisis, opiniones, críticas, etc. que se han vertido a propósito o en ocasión de mi paso por la presidencia de la Suprema Corte de Justicia, pues es un derecho de cada uno enfocar el asunto según el criterio que se ha forjado sobre un tema determinado o según el interés que tenga o represente. Sin embargo, sin ánimo y propósito de quebrantar el juramento que hice al tomar posición del cargo de respetar el secreto de las deliberaciones, cuyo velo bajo ninguna circunstancia develaré, quiero hacerte una breve aclaración complementaria.

Me refiero a lo relatado en las páginas 171 y 172 de “El Rugido del león”, donde luego de afirmar que la celebración del Día del Poder Judicial dejó en claro el distanciamiento entre ese poder y el Ejecutivo a comienzos del 2009, y que la notable ausencia en el acto del presidente de la República y el tono del discurso del doctor Jorge Subero Isa, presidente de la Suprema Corte de Justicia no permitía otra conclusión, ya que nunca antes el jefe del Estado había faltado a esa cita, contiene los tres párrafos que transcribo a continuación:

“La única razón que tal vez explique este desaire era el discurso de Subero Isa, en el que se formularon severas críticas al propósito presidencial de reformar la Constitución creando una Corte Constitucional que al entender del titular de la Suprema Corte implicaría un desmembramiento del Poder Judicial, con repercusiones negativas en el proceso democrático y la independencia de los poderes, principio básico sobre el cual funciona el sistema de gobierno del país”.

En este párrafo afirmas: “No hay que dudar que el Presidente tuviera conocimiento previo del texto del discurso. Ya sea porque en un gesto de cortesía protocolar, Subero le hiciera llegar antes un resumen o una copia, o pura y simplemente que los efectivos servicios de inteligencia del Gobierno hayan echo (sic) su trabajo. Se entendería, si fuera el caso, que en conocimiento previo de ese texto, el Presidente decidiera estar ausente para eludir una confrontación o preguntas indeseables de la prensa”.

Finalmente, “La celebración permitió ver también que los problemas de Subero Isa eran también con otros miembros de la corte. De todas maneras, el Presidente tenía deudas con la Suprema por el caso Sun Land, que le evitó momentos de apuros”.

A los tres párrafos anteriores les haré observaciones en conjunto. La posición mía con respecto al proyecto de ley que contenía la reforma constitucional fue ampliamente conocida por el país, pues el equipo técnico del despacho del Presidente del alto tribunal le había formulado muchísimas observaciones a ese proyecto, que fueron recogidas en un documento que fue presentado al Pleno de la Suprema Corte de Justicia y luego de aprobado lo sometimos el 22 de octubre de 2008 por ante la Comisión Bicameral del Congreso que tenía a su cargo el estudio de ese proyecto.

Más de tres mil ejemplares hicimos circular en el país llamando la atención sobre esas observaciones, no solamente en cuanto a la creación del Tribunal Constitucional, sino con respecto a otros puntos. Muchas de esas observaciones fueron acogidas posteriormente. Más aún, en el trascurso de un almuerzo ofrecido por el Presidente de la República a los jueces de lo que en ese entonces era el máximo tribunal de justicia del país, el tema fue debatido en el Palacio Nacional, donde el Presidente nos manifestó a los asistentes que él estaba de acuerdo con una Sala a lo interno de la propia Corte, como el sistema establecido en Costa Rica. En eso coincidía con nosotros, pues fue siempre nuestra posición.

Lo que manifesté en mi discurso del 7 de enero de 2009, en ocasión del Día del Poder Judicial, era de conocimiento público con anterioridad, pues había anunciado que trataría sobre la reforma constitucional. Sin embargo, siempre fue mi norma, desde mi primer discurso del año 1998 hasta el último de 2011, no enviarle previamente ni consultar con Palacio lo que iba a decir, como tampoco daba a conocer a los medios la versión del discurso antes de su pronunciamiento, pues tenía muy presente lo que le había ocurrido al Dr. Germán Emilio Ornes C. cuando momentos antes de ponerse en circulación una obra de su autoría en el edificio del Banco de Reservas de la República Dominicana, el acto nunca se efectuó en razón de que el Dr. Ornes falleció.

Descartada la hipótesis de que yo le haya enviado previamente al Presidente de la República un resumen o copia del discurso, queda la otra que tú planteas de que los servicios de inteligencia hicieran su trabajo. Esto último no lo dudo pues siempre, y principalmente cuando se trataba de una fecha tan importante, en mi discurso intervenían muchas personas del área del despacho del Presidente del tribunal. Sin embargo, te puedo afirmar categóricamente que la reforma constitucional, ni lo que yo iba a decir sobre ella el 7 de enero de 2009, fue la causa de la inasistencia por primera vez, como tú bien afirmas, del Presidente a la audiencia solemne del Día del Poder Judicial. Es más, este veía el tema como una discusión académica y la disfrutaba plenamente. El Presidente sabía que yo era incapaz de invitar a alguien a la institución y en su presencia pronunciar alguna palabra descompuesta o realizar alguna expresión que le causara enojo. Siempre Julito Ibarra Ríos me decía: “Nunca puedes invitar a tu casa a una persona para insultarla”. Posiblemente lo más ofensivo que dijera en esa ocasión fue que esa reforma tenía un fuerte olor a queso manchego y a jamón ibérico, dado la enorme influencia que tenían los constitucionalistas ibéricos en esa reforma.

Desde el día 1 de enero de ese mismo año tenía la percepción, y así se lo manifesté a varias personas, de que el Presidente no asistiría a los acto del 7 de enero de 2009, pues siempre en ocasión de los saludos del Día de Año Nuevo era que yo aprovechaba la oportunidad para afinar algunos asuntos protocolares atinentes a su visita. Pero ese día cuando le abordé el tema me manifestó que no estaba seguro; que más adelante lo determinaría. No era el momento de insistir con el Presidente. Es decir que para mí no fue una sorpresa la inasistencia del primer mandatario de la Nación.

Efectivamente, el Presidente no asistió y en su lugar envió al vicepresidente de la República, Dr. Rafael Alburquerque, quien me transmitió un mensaje personal del presidente Fernández y me presentó las excusas de lugar. Esto lo recuerdo muy bien, pues yo había instruido al protocolo que sentaran al Vicepresidente en la primera fila de los asistentes, como lo habíamos hecho en los dos últimos años del presidente Mejía cuando este no asistió a los actos del Día del Poder Judicial, pues entendía que un asiento en estrados, junto a los jueces de la Suprema Corte de Justicia, se encontraba reservado exclusivamente al Presidente de la República.

Estoy totalmente seguro que el tema de la reforma constitucional no fue causa alguna de disgusto entre el presidente Fernández y yo; tanto es así que basta comparar la propuesta sometida por el Presidente a la Asamblea Revisora y como finalmente quedó aprobada y proclamaba el 26 de enero de 2010 la Constitución de la República, para establecer que muchas propuestas de nosotros fueron incorporadas.

La información que poseo y que cada día considero la más aproximada a la verdad, en razón de que se lo manifestó a muchas personas, es que el Presidente de la República no asistió a la celebración del Día del Poder Judicial el 7 de enero de 2009 a consecuencia de la sentencia en el caso Sun Land, dictada por el Pleno de la Suprema Corte de Justicia el día 18 de diciembre del año anterior, es decir en 2008, pues él entendía que desde lo externo del Poder Judicial se había manipulado al tribunal. El Presidente se mostró no solamente enojado, sino indignado, por la decisión que adoptó la Suprema Corte de Justicia, pues sus abogados, incluyendo un vicepresidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), opinaron en el sentido de que esa acción tenía que ser declarada inadmisible por carecer de asidero legal. Personalmente, luego de dictada esa sentencia, el propio Presidente me manifestó su inconformidad con la decisión adoptada.

Miguel, durante todo el tiempo que permanecí al frente de la Suprema Corte de Justicia tuve que afrontar grandes responsabilidades, como obviamente son las derivadas de una posición como esa. Siempre actué con rectitud, honradez y coraje. Asumí personalmente la responsabilidad de no poner en agenda para fines de discusión el tema de Sun Land mientras estuviese abierto el proceso electoral, pues el mismo se había convertido en tema de campaña. Incluso comenté en privado que cualquier decisión que adoptáramos iba a causar profundas heridas en razón del componente político que tenía el caso.

¡No estaba errado en mis apreciaciones! Todos querían que el asunto se fallara; pero no que se fallara simple y llanamente, sino que se fallara conforme al interés o a la interpretación que cada uno daba al tema. Se llegó a los extremos de que en algunos programas de radio y televisión se hicieron llamados para que la población ubicara las residencias de los jueces de la Suprema Corte de Justicia y se presentaran en ellas a reclamar primero el fallo, y a luego a protestar por el mismo.

El Gobierno pretendía que la acción directa de inconstitucionalidad fuese declarada pura y simplemente inadmisible porque el contrato no tenía que ir al Congreso y porque además según sus abogados ya ese contrato había sido rescindido. El propio presidente Fernández defendió públicamente esa postura; creo que lo hizo en una reunión con los medios de comunicación. El propio gobierno desató todos los demonios contra nosotros por la decisión adoptada.

De su lado los accionantes pretendían que se acogiera la acción en inconstitucionalidad y que por lo tanto se declarara inconstitucional dicho contrato, con todas sus consecuencias legales. Esas consecuencias no solamente se reflejarían en el propio Presidente y sus aspiraciones, sino sobre un aspecto tan delicado como era la gobernabilidad del país. Pues sería admitir que el Presidente violó la Constitución de la República. Debo confesarte que de ese mismo sector todavía existen personas que han renegado a mi amistad, por entender que sobre mí recae la responsabilidad de que las elecciones del año 2008 no los favorecieran.

El propio liderazgo del Presidente de la Suprema Corte de Justicia se puso en entredicho, pues la Corte se dividió en tres bloques, lo cual se puso de manifiesto en la propia sentencia, con dos categorías de votos disidentes y la decisión tomada por una mayoría muy precaria (si vale el término). Las discusiones internas de los jueces y la forma cómo se llegó a la decisión final, las mantengo reservadas como parte de mi juramento de no revelar el secreto de las deliberaciones.

Finalmente la sentencia que dictamos el 18 de diciembre de 2008 no resolvió absolutamente nada con respecto al fondo del asunto. Sin embargo, tiene un Considerando que denota el pensamiento de la mayoría y es que ese contrato debió de ser remitido por el Presidente de la República al Congreso Nacional. Este Considerando fue duramente criticado por el sector gubernamental, pues decían que con el mismo se estaba sancionando al gobierno aunque en el dispositivo de la sentencia no se hiciera constar.

Por último quiero decirte, estimado amigo, que inusualmente ese caso originó una sentencia con la cual nadie estuvo de acuerdo. ¡No tuvo un solo defensor! Pero tú, como buen conocedor de la historia de nuestro país sabes mejor que nadie que los hechos que le dan nacimiento a ella no pueden juzgarse sino después de transcurrir mucho tiempo. ¡Este dirá si hicimos lo correcto o no! Muchos han opinado sobre esa sentencia sin ni siquiera conocerla y más aún, sin haberla leído.

Miguel, te repito que mi único propósito es aclarar lo relativo a la inasistencia del Presidente a la Audiencia Solemne del Día del Poder Judicial, celebrada el 7 de enero de 2009, en la Sala Augusta de la Suprema Corte de Justicia de nuestro país. No persigo hoy justificar mi posición en aquella época. Creo que tanto sobre ti como sobre mí no caerán ya más improperios como los caídos hasta la fecha, muchos provenientes de los mismos litorales.

Esta comunicación es para tu consumo. Tienes mi autorización para sí lo consideras de lugar hacer en una próxima edición la aclaración correspondiente. Si decides hacer uso de ella fuera del libro, también tienes mi autorización, pero lo que te pido es que esperes el tiempo que consideres prudente para no revivir un tema que tanto encono ha causado sobre mi familia y sobre mí.

Abrazos.

Jorge A. Subero Isa

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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