Por Gina Hilario Gillé
Valle del Loira, Francia. Visitar el Valle del Loira es sumergirse en la impactante vista de ciudades como Amboise, en la cual la belleza arquitectonica de los castillos se mezcla con la historia.
Amboise fue la ciudad donde viviò el pintor, escultor, inventor, cientìfico, botanico Leonardo de Vinci,invitado por el rey Francisco I, que tiene entre sus obras màs importantes a La Gioconda y La ùltima cena.
Uno de los lugares que no debe dejar de conocer si està en la zona, es el castillo real de Amboise, situado al lado del castillo Clos de Lucé y en el centro de la ciudad de Amboise, a 190 Kms. de Paris. Este es uno de los castillos más visitados del Loira y forma parte del patrimonio de la humanidad de la Unesco.
Desde que se llega al castillo, que se encuentra sobre una especie de enorme roca sobre la ciudad, se siente una sensaciòn de grandeza, pese a que sòlo el 15% de la estructura està de pie, es impresionante.
Pasar las puertas del castillo de Amboise es como viajar en el tiempo. El visitante casi puede sentir la vida que existiò en el pasado.
La fortaleza medieval perteneció a la familia Amboise durante 400 años. Pero a finales del S. XV, Carlos VIII, nacido en Amboise, inició grandes obras para transformarlo en residencia real donde vivirán varios reyes y reinas de Francia.
Construyó el ala «Carlos VII» en estilo gótico, la capilla de San Huberto, las dos torres de caballería (Torre de Minimes y Torre de Heurtault) y jardines paisajistas.
Su sucesor Luis XII construyó una segunda ala de estilo renacentista. En el S. XVI, Francisco I convierte el castillo en lugar destacado para la vida política y artística, donde se aloja durante semanas al año con su corte, compuesta por 10 mil personas.
Debido a las numerosas demoliciones, especialmente tras la Revolución, el monumento representa actualmente solo la quinta parte del castillo original. La visita al castillo permite descubrir la vida diaria de la familia real a través de sus diferentes estancias.
En la capilla de San Huberto, patrón de los cazadores, se encuentran los restos de Leonardo Da Vinci, al cual Francisco I ofreció alojamiento y trabajo en sus últimos años de vida. Es el mismo Da Vinci que pide en su testamento ser enterrado en la iglesia del castillo y el rey le concede este honor. Al ser destruida la iglesia por una bomba, los restos son traslados a la capilla de San Huberto.
El castillo también fue utilizado como prisión luego de la revolución para el emir Abd-el-Kader quien fue prisionero de guerra con un sequito de unas 80 personas.
Cada estancia tiene todos los muebles y equipamiento de la època, con hermosos dioramas con figuras de tamaño normal, vestidos a la usanza de la época, en escenas de la vida diaria,
El precio de la entrada es de 12,80 euros adultos y 8,80 euros niños mayores de 8 años. Estos fondos son administrados por una asociaciòn de la comunidad y el gobierno dispone un 30% de los recursos que se requiren para los trabajos grandes de restauraciòn.
La entrada incluye una Tablet o histopad con una guía interactiva del museo, donde se puede observar el estado del castillo antes de su restauración.
Amboise guarda una historia rica e interesante, llena de anècdotas y curiosidades que que encantaràn al visitante. Una de ellas es la de las vajillas que trajeron de Italia junto al uso de los tenedores, ya que para la època en Francia no se conocìan y se comia sobre una corteza dura y rancia de pan y se comìa con las manos, dejàndose larga la uña del dedo meñique para echar las especias .
Sòlo los ricos podìan darse el lujo de tener vajillas y tenedores, sin embargo, solo las tenìan de exhibiciòn y creìan que los tenedores, que entonces sòlo tenia dos ganchos semejaba al tridente del diablo, por lo que tenìan temor de usarlo