Charles Aznavour

«Se acabó, se terminó, c ´est fini», fue  una de las canciones más bellas del amplio repertorio de Charles Aznavour, quien murió este lunes en su casa de Alpilles, al sur de Francia, a  los 94 años, el artista siempre recordado en el país.

Con temas como La bohemia y Venecia sin ti, Quién, Con un sonreír e Isabel, entre muchas otras, este gran artista francés conquistó el gusto de varias generaciones alrededor del mundo.

Pese a sus temblores en la voz, el pulso y la idea sobre su retiro, anunciado hace una década, Aznavour siguió cantando hasta su muerte. Con más de 1 400 temas grabados, casi 300 discos publicados y más de cien millones de álbumes vendidos, el «Frank Sinatra de Francia» fue mundialmente reconocido por su prolífica trayectoria artística, y siguió girando por medio mundo a pesar de su avanzada edad. Incursionó además en el cine, participando en películas como Angelina (2001), Ararat (2002) y Papá Goriot (2004).

El cantante, hijo de padres inmigrantes armenios, nació en París en 1924, su nombre era Shahnour Vaghinagh Aznavourian, que cambió por el de Charles Aznavour .

Desde muy joven comenzó a relacionarse con los artistas que frecuentaban el restaurante donde trabajan sus padres. Luego, a principios de la década de los 40, se unió a Pierre Roche para escribir y cantar a dúo, momento en que su carrera adquirió mayor solidez. Tuvo además una estrecha relación con Edith Piaf, con quien compartió por nueve años como secretario y compositor estable.

Dentro de sus obras más notables se encuentra un álbum de dúos en el que participaron artistas de renombre como Liza Minelli, Elton John, Plácido Domingo, Sting y nuestro Compay Segundo. Su lista de premios y reconocimientos es tan extensa como su material compositivo. En 1998 fue nombrado «celebridad del siglo» y años más tarde ocupó un lugar en el Paseo de la Fama de Hollywood.

 

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *