Margarita Brito
Me sorprendo cuando luego de dos o tres horas en un salón de belleza, con el pelo recién peinado, la mayoría de las mujeres que acuden a arreglarse el pelo en República Dominicana de inmediato se hace el famoso tubi.
Ya es común ver en las calles de cualquier barrio a jóvenes, adultas y hasta niñas con su redecilla, bajo la cual proteje el cabello envuelto, para evitar los rizos y que una vez suelto lucirà lacio.
Lo cierto es que hasta hace pocos años pocas mujeres se permitían llevar su pelo al natural, por lo general sólo las evangélicas se atrevían, en un país donde la incultura, todavía hoy hace que mucha gente se tome libertades, como la de insultar o vociferar ridiculizando a alguien por su ropa o estilo de peinado.
Yo misma, que decidí hace muchos años dejar mi cabello al natural, he sido víctima de ese «bulling» hasta de hombres que me han mandado a peinar, porque decidí dejar mi «pelo malo», decir adiós al desrizado y a la queratina brasileña, para lucir un pelo libre de rizos.
Recientemente coincidí con varias niñas en el salón de belleza con dos niñas, la más pequeña de unos siete años se me acercó y me preguntó por qué tenía el pelo malo, le contesté que no era malo, porque no le había hecho daño a nadie. La niña se rió mucho junto a mi y luego le expliqué que no quería usar alisados. 
Hace dos o tres años cuando regresaba de Atlanta, concidí con una joven dominicana en el vuelo en el que llegué, esta muchacha, que llevaba varios años residía en Estados Unidos, desde que llegó al área donde abordaríamos el avión, de inmediato sacó sus pinchos y se hizo su tubi, el cual llevó durante todo el viaje.
Pero eso si, desde que el avión tocó tierra, de inmediato se quitó pinchos y redecilla, para lucir su pelo lacio y libre de ondas a su llegada. Muchos la miraron antes y después.
La verdad es que el uso de la redecilla sera ha vuelto tan excesivo que hay mujeres que hasta van a las tiendas y al supermercado con su tubi hecho, como si fuera un peinado normal.
Muchas jóvenes hoy día han decidido llevar su pelo al natural, no sin recibir críticas por su «pajón», en un país donde la mayoría tiene pelo crespo, pero que gracias al desrizado y tratamiento laciadores logran dominar esos rizos, lo que combinado con el tubi cada día, le permite lucir una cabellera lisa.
Pero poco a poco la mentalidad se va transformando y la gente comienza, aunque lentamente a aceptar que muchas muchachas y mujeres adultas lleven su cabello al natural.