
Hace más de 20 años, pero aún los recuerdo y como yo seguro que también los recuerdan mis compañeras del último curso del bachillerato, pues aquel noviazgo platónico se mantuvo por más de 50 años.
Ella siempre vestida de negro, blusa mangas por debajo del codo y falda por debajo de la rodilla y él con traje de lino blanco y sombrero del mismo color.
La pareja solía ser vista caminar por la calle Padre Billini y vías aledañas, como la arzobispo Nouel, el Conde y otras, llamaba la atención, ella delgada con su pelo plateado recogido en un moño en la nuca, se veía que había sido bonita, aún pasados los 70 años, al igual que él muy elegante.
No recuerdo sus nombres, si se que a ella le decíamos señorita Veronesa, pues era mi profesora de literatura.
Algunos que la conocían de más joven decían que había sido una joven adinerada y que su familia no la dejaron casar porque él era pobre, no se si fue verdad, lo cierto es que su amor se mantuvo durante años y ellos solían compartir esos paseos matinales, cuando él la acompañaba hasta la escuela de señoritas Salomé Ureña.
Al mediodía solía también ir a recogerla y caminaban toda la calle El Conde hasta dejarla en su hogar cercano.
Lo cierto es que ya no existen amores así puros, limpios. El otro día transitaba por la calle Padre Billini y recordé aquella pareja, que se conformaba con caminar y compartir aquellos pocos minutos hasta la escuela y cuyo amor perduró por más de 50 años.