CAMINANDOSe dice por todas partes que Banca Solidaria ha democratizado el crédito en la República Dominicana, y la explicación es que el pueblo emprendedor puede acceder a crédito en cantidad y tasa de interés para que sus negocios crezcan.

Democratizar es la acción contraria a concentrar, a excluir. Al llegar Danilo Medina a la presidencia de la República, unos pocos empresarios concentraban el acceso a más de las dos terceras partes del crédito bueno. La casi totalidad de los micro empresarios sólo podía acceder al crédito malo, es decir, al crédito usurero del 10 y 20% mensual.

Esa situación comenzó a cambiar con las visitas sorpresa del Presidente de la República a cooperativas y asociaciones agropecuarias, la creación de Banca Solidaria y el relanzamiento de la Fundación Reservas.

Democratizar es el reconocimiento activo de un derecho. En este caso particular, democratizar es el reconocimiento del crédito como un derecho humano, de todos y todas.

Banca Solidaria ha prestado 9,000 millones de pesos en tres años de existencia a casi 200 mil microempresarios.

Puestos de frituras, fondas, dulcerías, zapaterías, talleres de costura, de artesanía, de mecánica, de herrería, de ebanistería, colmados, salones de belleza, entre otros muchos más, se han beneficiado de esta impresionante y nunca antes vista democratización del crédito.

La democratización de la educación trajo la jornada escolar extendida y con ella un mayor ingreso real a las familias, el Plan Nacional de Alfabetización Quisqueya aprende Contigo, la construcción y puesta en operación de las estancias infantiles y del CAID; la democratización en la asignación de obras públicas significó la inclusión de miles de ingenieros y arquitectos antes excluidos; la democratización de las compras públicas del Estado dominicano incorporó 37 mil nuevos proveedores (entre ellos, 12 mil mujeres) y facilitó que triplicaran la venta de sus mercancías y servicios al Estado desde 2012 a la fecha.

Yesenia Páez Ventura comenzó su saloncito de belleza en Los Pinos, La Caleta, con 80 mil pesos que le prestó su mamá. Banca Solidaria le prestó 50 mil pesos a una tasa veinte veces menor que el usurero del barrio. Al 1% mensual. Fue pagando puntual. Cumpliendo. Quedando bien. “Caminandito, caminandito”, dice su madre María Ventura.

Comprobada su condición de buena paga y de buena empresaria, Banca Solidaria le dio otro empuje a su negocio prestándole 80 mil pesos más. Compró planta, acondicionador de aire, más secadores.

Su hijita, además, se beneficia de la jornada escolar extendida y con ella su madre Yesenia. Son 8 mil pesos de ingresos extra que le transfiere el Estado a su familia.

La vida le está cambiando a mucha gente en nuestro país gracias a la democratización del crédito y a la democratización de la educación, dice nuestro gobierno, pero unos cuantos, con torpes argumentos político-electorales, dicen que no es verdad.

Yesenia Páez Ventura, la joven estilista, ajena al debate y concentrada en echar pa’lante su saloncito, simplemente nos cuenta su historia.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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