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Alfabetizarse le cambió el carácter a Manuel Reyes, obrero en Tabacalera De García en La Romana. “De todo se ofendía, todo le molestaba, recuerda Rosa Pérez. Entonces yo le decía que tenía que estudiar para que se le quitara toda esa ira”.


Manuel no pudo estudiar cuando le tocaba hacerlo. Pasaba vergüenza cada vez que solicitaba un empleo. Octavo entre diez hermanos, fue tractorista, picó caña, para ayudar a su madre.

«Tú verás lo bien que te vas a sentir, feliz, le alentaba constantemente Rosa, su vecina de mesa en la elaboración de cigarros.

Tabacalera De García lo apoyó para que se alfabetizara. Javier Elmúdesi, gerente de la empresa, lo cuenta orgulloso, porque «cuando la persona aprende a leer y escribir puede comunicarse».

Manuel dice con satisfacción que ahora puede leer los deportes en los diarios y las órdenes que le dan en la empresa.

«Hasta familia hizo –nos dice y le dice a Manuel frente a nuestras cámaras. Para que tú veas lo bueno que es estudiar».

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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