El presidente Danilo Medina, acompañado de la Primera Dama, Cándida Montilla de Medina, encabezó la Misa por la Paz e inicio del Año Nuevo, celebrada en la Catedral de Santo Domingo.
La pareja presidencial hizo gala de su sencillez y cercanía con el pueblo, al ocupar asientos junto a los demás feligreses presentes en la ceremonia.
La eucaristía, que debió ser oficiado por Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, fue celebrado por el padre Nelson Clark, párroco de la Catedral, quien fue portavoz de una excusa del Arzobispo de Santo Domingo, por no estar presente en la Eucaristía debido a tener problemas de salud.
El Cardenal envió sus saludos de Año Nuevo al presidente de la República y a la Primera Dama, quienes llegaron a la Catedral a las 11:58 minutos, justo dos minutos antes de iniciar la misa.
Les acompañaron, el ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez; del viceministro de Asuntos Técnicos y Pedagógicos de Educación, Luis Matos; la vicecanciller Sara Güemez; el jefe del Cuerpo de Ayudantes Militares, mayor general Adán Cáceres; el asistente del Presidente, Carlos Pared Pérez y el doctor Marino Vinicio Castillo, Director General de Ética e Integridad Gubernamental.
Del cuerpo diplomático acreditado en el país estaban presentes monseñor Jude Thaddeus Okolo, nuncio apostólico de Su Santidad, el Papa Francisco, y los embajadores de Qatar, Khamis Alsahouti; de El Salvador, Carlos Calles; de Belice, Eduardo Lama, quien además es el vicedecano del Cuerpo Diplomático y el embajador de China (Taiwán), Tomás Ping –Fu Hou.
Es la segunda misa por la Paz y el Año Nuevo a la que asiste el presidente Medina, como un ciudadano más, desde su ascenso al poder el 16 de agosto de 2012.
El padre Nelson Clark leyó un mensaje del Papa Francisco con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, en el que el Sumo Pontífice asegura que la familia, la solidaridad y la fraternidad son los fundamentos para crear la paz.
Sobre la solidaridad, el Papa sostiene que este es un bien indivisible que pertenece a todos y significa el desarrollo, en cuanto que la fraternidad hace a los humanos vivir en armonía y sin rencores.
Al término del acto religioso, el presidente Medina saludó a la concurrencia, acción que le hizo tomar varios minutos para llegar a su vehículo.
Los feligreses devolvían el saludo presidencial regocijados, con muestras de simpatía y de apoyo a las ejecutorias del jefe del Estado.
Hombres y mujeres jóvenes, así como damas y caballeros entrados en edad saludaban efusivamente al presidente Medina, a quien abrazaban y besaban y le daban fuertes apretones de mano y palmadas.