El abogado y ambientalista Robert F. Kennedy, Jr. afirmó que uno de los principales problemas ambientales del archipiélago caribeño es la energía, lo que cree irónico, considerando que la región tiene la mejor energía solar y eólica del mundo.
Otro problema que destaca es el acaparamiento por parte de “corporaciones multinacionales de las mejores tierras costeras de toda la zona y con ello el acceso a las playas, al mar, al viento… aislando, a los habitantes en el centro”.
El ambientalista, perteneciente a una de las familias políticas más ponderosas de Estados Unidos, es conocido por su militancia, que le ha costado la detención por parte de la Marina estadounidense en Vieques, Puerto Rico, donde particitó en una protesta contra el uso militar de parte de la isla, y por el bloqueo de una vía frente a la Casa Blanca, es un experimentado buzo, conocedor del Caribe.
Kennedy pronunció la conferencia “Nuestro Futuro Medio Ambiental” en el evento “Green Revolution”, organizado por Markatel y Logrosa, con el aval de ECORED y auspicios de DMK Abogados, Grupo Rizek Cacao, CEPM, CESPM y Listin Diario.
Sostiene no entender cómo República Dominicana puede elegir invertir en plantas de carbón, según ha anunció el actual gobierno de Danilo Medina, antes de hacer una apuesta por las energías renovables.
“El carbón es un combustible sucio que, aparte de significar una amenaza a la salud pública y global, ata al país a una relación de dependencia de otras naciones para la importación de energía”, plantea Kennedy.
La alternativa más obvia para un país como República Dominicana, explica, es en primer lugar la energía solar, y luego la eólica. “Invertir en esto sería crear una industria que a su vez produciría empleos de calidad y a largo plazo”.
El abogado especializado en litigios medioambientales elogió que el país tenga una ley de medición neta que permite a los consumidores que poseen sistemas de energía renovable vender sus excedentes de energía a la red.
Kennedy lamentó que la reforma tributaria aprobada por el gobierno de Danilo Medina en noviembre del año pasado redujera los incentivos a la instalación de dispositivos de este tipo. “La comunidad ambientalista tiene la esperanza de que esos incentivos regresen”.
Si no fuera por las tarifas que se aplican aquí a la energía solar, explica Kennedy, sería más barata que el carbón y accesible a los dominicanos.
Destacó que empresas de construcción e instalación de sistemas solares y eólicos con las que trabaja en el mundo, desean invertir en República Dominicana , “pero se necesitan los incentivos. Además, es difícil conseguir financiamiento aquí, por la manera en que el gobierno paga… y la falta de pago de los usuarios del sistema”.
Kennedy Junior afirma que no es posible tener un medio ambiente limpio sin democracia, que noexiste sin la prensa”, cuestionado sobre el papel que deben jugar los medios de comunicación en la preservación de los recursos naturales.
Opinó que en los regímenes totalitarios -de derecha o de izquierda- existe una mayor tentación de hipotecar los recursos comunes, esos que dan una verdadera independencia a un país. Y en ellos no florecen voces como las de los ambientalistas, que se oponen y sirven de freno a los abusos.
Puso como ejemplo la privatización del uso de los acuíferos aplicada en Chile, junto a otras recetas neoliberales, del dictador Augusto Pinochet. “Si un país no tiene control de sus recursos naturales, aunque tenga el esqueleto de una democracia por medio de sus instituciones, no puede considerarse una verdadera democracia”.
¿Y no es el capitalismo un mayor problema, tomando en cuenta que son los países más desarrollados los que más contaminan y menos se comprometen con medidas de recuperación del medio ambiente?
Para Kennedy, un verdadero sistema de mercado libre, un capitalismo real, apuesta a la eficiencia, una que incluye ocuparse de los desechos y cuidar del entorno para lograr no solo ganancias sino sostenibilidad.
Kennedy, Jr. recomienda a los gobiernos tener mucho cuidado con la protección del ambiente, un sistema regulatorio y fuerte para la minería, con reglas de reclamación que obliguea las mineras a restaurar las tierras y a emitir grandes bonos, «pues lo que ocurre en la mayoría de los casos es que prometen que restaurarán la tierra, pero luego no lo hacen… No guardan sus promesas”.
Aunque aclaró que su mayor experiencia es con las compañías de carbón, dijo que las mineras en general tienen el mismo problema: hacen promesas y luego no las cumplen. »
Y es una industria sucia, muy sucia. Algo en lo que hay que fijarse bien es en el tipo de producto que usan para la extracción. Deberían prohibirles usar productos basados en el mercurio para operar. Siempre dicen que controlan los procesos… ”. ¿Y el cianuro? Bueno…