buzos en el vertedero de Duquesabuzos en el vertedero de Duquesa, Santo Domingo Norte

En la República Dominicana le llaman buzos a las personas indigentes que buscan objetos de valor en la basura.

buzos en el vertedero de Duquesa
buzos en el vertedero de Duquesa, Santo Domingo Norte

Margarita Brito Fco.

Salia de la misa del domingo, en la iglesia San Pablo Apóstol, en Cristo Rey, uno de los barrios más populosos de Santo Domingo, cuando los ví. Estaban frente a la calle agachados rebuscando en un montón de basura que alguien había colocado bajo la acera de un centro de Internet. Eran dos buzos.
Ajenos a la gente que pasaba o que salía de la parroquia y los veía, escarbaban en la basura cosas que consideraban tenían algún valor: un viejo cable eléctrico, un destartalado armario de madera y otros «tesorsos».
Los más pequeños los guardaban en una sucia mochila, los que no cabían los colocaban a un lado para buscar la forma de trasladarlos.
Los miré fascinada y a la vez con un poco de asco, por la forma en que sacaban estos objetos con sus manos descubiertas, indiferentes a los microbios y a la suciedad que los rodeaba.
Seguí caminando hacía mi casa, ya eran las 8:00 de la mañana y poco a poco el barrio se iba despertando.
Como a una esquina de donde los dos hombres «buceaban», un joven limpiaba la mesa del carrito ambulante, donde se disponía a freir sus empanadas para la venta, sin reparar en la basura en la alcantarilla.
Le miré indiferente y seguí mi camino, mientras muy próximo otro hombre salió de un callejón y escupió de repente, sin darse cuenta de que su asquerosa saliva casi me da en una mano, sólo el hecho de que eché hacía atrás con rapidez con asco lo impidió.
Sin embargo, el hombre ni siquiera reparó en esto yo preferí mirarlo y seguir. Doblé por la esquina tratando de llegar de prisa a mi casa.
Un vendedor ambulante gritaba a voz en cuello que llevaba berenjenas a cinco pesos, mientras la música de un merengue se escuchaba desde un colmado cercano, el mismo que a las 3:00 de la mañana mantenía la música a todo volumen, con una bachata que parecía que estaba en mi habitación y que me dio deseos de llamar a la policía, aunque no lo hice.
No obstante, el barrio estaba tranquilo en esta mañana de domingo, mientras el sol amenazaba con calentar con fuerza, como de costumbre y poco a poco la gente iba saliendo a las calles, para hacer sus compras del día, las mujeres para el salón de belleza como siempre o en el trajín diario del hogar.
Mientras caminaba a mi casa me preguntaba si algún día mi país cambiará, si la gente podrá ser consciente de tantas cosas simples, como es la importancia de la higiene, de lavarse las manos, de recoger la basura, un problema de educación, pero también de conciencia y de que las autoridades ofrezcan un servicio a tiempo.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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