Cotonú, Benin-
Benedicto XVI lanzó hoy un mensaje de paz y esperanza para
África desde Benin y exhortó a los fieles a anunciar el Evangelio “a aquellos
cuya fe es débil y piensan que la búsqueda del bienestar egoísta, la ganancia
fácil o el poder es el objetivo final de la vida humana”, al celebrar una misa
ante miles de personas, que llenaron el estadio “La amistad”, de Cotonú, durante
la cual entregó la exhortación apostólica del Sínodo de Obispo de África,
celebrado en 2009 en el Vaticano a los presidentes de las 42 Conferencias
Episcopales de África, último acto de su visita a Benín.

Acogido con canciones típicas y con muchas mujeres con vestido coloridos
estampados con el retrato del papa, Benedicto XVI infundió “ánimo” a los
africanos y les dijo que la Iglesia existe para anunciar el Evangelio y que
después de más de 2000 años de historia todavía hay muchos que aún no lo han
escuchado.

“Hay también muchos que se resisten a abrir sus corazones a la Palabra de
Dios y son numerosos aquellos cuya fe es débil y su mentalidad, costumbres y
estilo de vida ignoran la realidad del Evangelio, pensando que la búsqueda del
bienestar egoísta, la ganancia fácil o el poder es el objetivo final de la vida
humana”, denunció.

El Pontífice recordó que para Jesús “reinar es servir” y que lo que pide a
los fieles es que sigan ese camino “para servir, para estar atentos al clamor
del pobre, el débil, el marginado”.

El papa Ratzinger subrayó que Cristo tomó el rostro de los hambrientos y
sedientos, de los extranjeros, los desnudos, enfermos o prisioneros, de todos
los que sufren o están marginados.

“Acostumbrados a ver los signos de la realeza en el éxito, la potencia, el
dinero o el poder, tenemos dificultades para aceptar un rey así, un rey que se
hace servidor de los más pequeños, de los más humildes, un rey cuyo trono es la
cruz”, añadió.

Benedicto XVI agregó que el bautizado sabe que su decisión de seguir a Cristo
puede llevarle incluso a la muerte, pero que con su resurrección introduce a los
hombres en un mundo nuevo, un mundo de libertad y felicidad.

“También hoy son tantas las ataduras con el mundo viejo, tantos los miedos
que nos tienen prisioneros y nos impiden vivir libres y dichosos. Dejemos que
Cristo nos libere de este mundo viejo y accedamos a un mundo nuevo donde la
justicia y la verdad no son una ilusión, sino un mundo de libertad interior y de
paz con nosotros mismos, con los otros y con Dios”, dijo el papa.

En medio de cánticos y música al son de instrumentos de percusión, el papa
mostró su solidaridad con los que sufren, los enfermos, los aquejados de sida, a
todos los olvidados de la sociedad.

“¡Tened ánimo!. El papa está cerca de vosotros con el pensamiento y la
oración. Cada enfermo merece nuestro respeto y amor, porque a través de él Dios
nos indica el camino hacia el cielo”, afirmó.

Benedicto XVI recordó que este año se cumple el 150 aniversario de la llegada
de los primeros misioneros a Benin y destacó la labor de estos “obreros
apostólicos”, como les llamó.

El papa exhortó a los benineses a llevar el evangelio por el mundo y les
recordó que el cristiano es un “constructor incansable de comunión, de paz y
solidaridad”.

“¡Sed testigos ardientes, con entusiasmo, de la fe que habéis recibido!.
Haced brillar por doquier el rostro de Cristo, especialmente ante los jóvenes
que buscan razones para vivir y esperar en un mundo difícil”, afirmó el
papa.

A la misa, en la que se usaron las lenguas africanas bariba, mina, yoruba y
dendi, asistieron fieles procedentes de otras naciones centroafricanas, como
Togo, Burkina Faso, Níger, Ghana o Nigeria. Doscientos obispos de toda África y
un millar de sacerdotes asistieron al rito, en el que también participa el
presidente de Benin, Thomas Boni Yayi. La celebración eucarística  fue el último
acto de la visita de tres días a Benín.

 

 

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