dengue

Inyectando una bacteria a los mosquitos transmisores, científicos intentan detener la transmisión del virus del dengue, que afecta a  países de América Latina, donde cada año cerca de  100 millones de personas enferma y 20.000 mueren.

Un reporte de  Volkart Wildermuth y Cristina Papaleo, de la Deustche Welle de alemania, da cuentan de

que científicos australianos están realizando experimentos para detener la propagación del virus del dengue infectando a los mosquitos transmisores, los aedes aegyptis,  con una bacteria,  logrando llevar a cabo, por primera vez, una prueba a campo abierto con resultados esperanzadores.
Infectar a un insecto con una bacteria para lograr que un virus no llegue al ser humano suena bastante osado. Scott O’Neill, de la Universidad de Monash, en Melbourne, explica el procedimiento: “Utilizamos una bacteria, la wolbachia, que es un huésped natural en ciertos insectos. Un 70 por ciento de los insectos son portadores de bacterias wolbachia, y, entre ellos, también algunos mosquitos. Pero éstos no transmiten enfermedades al ser humano cuando pican”, dice Scott O’Neill.
Y eso, según supone el investigador, no es casual. Para poder subsistir, las bacterias Wolbachia necesitan tanta energía, que a los mosquitos ya no le quedan recursos suficientes como para que se reproduzca en ellos un virus. El equipo inyectó la bacteria a mosquitos hembra, transmisores de la fiebre amarilla, que son los que también transmiten el dengue.

El procedimiento es complicado, ya que, al contrario de la mayoría de las bacterias, la wolbachia no infecta a su huésped sólo por entrar en contacto con él, sino que es transmitida de madres a hijos a través de los huevos. “Las bacterias wolbachia en los mosquitos bloquean la reproducción de los virus del dengue. Y si éstos no pueden reproducirse dentro de los mosquitos, tampoco podrán seguir transmitiéndose de persona a persona”, señala O’Neill.

La cuestión fundamental es si los experimentos de laboratorio también serán eficaces en la práctica. Para eso, es necesario diseminar las bacterias en la populación natural de mosquitos. Las wolbachias ofrecen una ventaja especial, ya que manipulan la reproducción de los mosquitos, explica el investigador Ary Hoffmann, también de Melbourne. Las bacterias hacen que las hembras infectadas se reproduzcan más que los mosquitos no infectados, lo cual, a su vez, asegura la multiplicación de wolbachias.
Voluntarios para ser picados por el mosquito del dengue
Scott O’Neill y Ary Hoffmann llevaron a cabo el experimento a campo abierto en dos pequeñas aldeas del norte de Australia. Antes de comenzar, tuvieron que convencer a los habitantes de que se dejaran picar por los mosquitos.

Ya fue bastante poder liberar mosquitos que fueran a picar a la gente. Pero los habitantes de la región están hartos del dengue, por lo cual recibimos un apoyo increíble”, dice Hoffmann. Los investigadores criaron mosquitos infectados por wolbachias y, luego de colocarlos en recipientes plásticos, los cargaron en camiones. En el camino, abrieron la tapa de los contenedores y los mosquitos salieron volando. Las pruebas a campo abierto duraron diez semanas, y se liberaron 300.000 mosquitos.

El estudio dio por resultado un aumento en el número de wolbachias, cantidad que siguió ascendiendo. “Al final, casi todos los mosquitos estaban infectados, dice Scott O’Neill, “lo que significa que en esta región ya casi no hay riesgo de dengue”. Y la disminución de ese riesgo perdurará durante los próximos años, espera el investigador.

El equipo espera poder realizar futuros experimentos de campo en Asia y América Latina, donde el dengue es muy frecuente. Y su intención no es sólo detener la propagación de las bacterias wolbachia en los mosquitos, sino también constatar un retroceso de la enfermedad en el ser humano. “Estamos recién al comienzo, y somos muy optimistas. Pero lograr que las wolbachias se multipliquen no es lo mismo que controlar el dengue”, subraya Ary Hoffmann.

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