El Cairo, Egipto.- La expedición que dirige la arqueóloga dominicana, Kathleen Martínez es el tema de portada y reportaje central de la importante revista National Geographic de este mes de julio.
El artículo escrito por Chip Brown lleva por título “Buscando a la real Cleopatra” narra las historias y teorías que han surgido en torno a la última faraona de Egipto, así como los esfuerzos de Kathleen Martínez para lograr convencer al Secretario del Consejo Supremo de Antigüedades, Zahi Hawass, de que Cleopatra podría estar enterrada en un lugar distinto a los cuales se habían buscado durante décadas. Describe a Martínez como una joven prodigio, que a los 19 años ya había obtenido su título de abogada.
Martínez elaboró una teoría que sustenta donde podrían estar los restos de esta poderosa reina egipcia, según describe este amplio reportaje, «Llegué a la conclusión de que Taposiris Magna era uno de los posibles emplazamientos de la tumba secreta de Cleopatra, debido a que su muerte fue un acto ritual de profunda importancia religiosa, que se llevó a cabo con una ceremonia espiritualizada y muy estricta», explica Martínez. Cleopatra negoció con Octaviano para que le permitiera sepultar a Marco Antonio en Egipto, pues deseaba que la enterrasen con él para representar la leyenda de Isis y Osiris. El verdadero trasfondo del culto de Osiris es que supuestamente confiere la inmortalidad», afirma.
Kathleen Martínez forma parte de la expedición más exitosa de Egipto. Sus descubrimientos le han dado la vuelta al mundo y han hecho que un 20% de los turistas que visiten Egipto vayan a la ciudad de Alejandría para tomar una foto de la zona donde trabaja la única mujer y la única latina que hasta el momento dirige una expedición en ese país.
Al cabo de seis años, Taposiris Magna se ha transformado en uno de los sitios arqueológicos de mayor actividad en Egipto, gracias a la pasión y trabajo tesonero realizado por Kathleen Martínez, que de lograr su objetivo sería la proeza arqueológica más importante, luego de la hazaña de Howard Carter en 1922, cuando descubrió la tumba de Tutankamón.