Cannes, Francia. El Festival de Cannes inició con una constelación de estrellas de cine de todo el mundo y la ciudad ultima los últimos detalles para iniciar las fiestas, pero más celebración el evento es promoción, política, dinero y sobre todo Palmas de Oro.
El famoso paseo marítimo de Cannes se convierte en la meca del glamour cinematográfico de Europa gracias al eficiente trabajo de un batallón de obreros que arman carpas y estructuras metálicas, para realizar las actividades.
Cannes juega desde siempre con el engaño, que es magia y esencia del cine. Aquí queda patente que el arte acaba siendo lo de menos: de los alrededor de 4,000 acreditados en 2011 muchos vendrán a ver películas, pero otros a venderlas o comprarlas en el inmenso mercado que palpita en los sótanos de la sede del certamen.
No en vano, algunas de las películas que hace dos años se cerraban en el mercado ahora compiten por la Palma de Oro: “Habemus Papam”, de Nani Moretti, y “This Must Be the Place”, de Paolo Sorrentino y protagonizada por Sean Penn.
Pero muchos ni siquiera verán ni presentarán filme. Quizá algún cartel que es imposible evitar, como el de la cuarta entrega de “Piratas del Caribe”, con la española Penélope Cruz a la cabeza, que preside uno de los hoteles más cotizados.
Sharon Stone, por ejemplo, ni pasará por el Palacio de Festivals: irá a su cita anual en la costa azul como anfitriona de la gala benéfica amfAR, evento con el que poco a poco va tomando el relevo de Elizabeth Taylor como estrella de la beneficencia.
Una prestigiosa marca de relojes será la responsable de que en Cannes aparezcan Elle McPherson, Kevin Spacey, Jean Reno, Zinedine Zidane o Boris Becker. La casa Calvin Klein también ofrecerá su recepción particular y Karl Lagerfeld, para calentar, ya hizo un desfile ayer en Cap d’Antibes con Carolina de Mónaco incluida.
Lady Gaga
Un cariz más musical tendrán la rumoreada aparición de la omnipresente Lady Gaga (el año pasado finalmente no pasó por La Croisette) y la actuación en una fiesta de una marca de joyas será amenizada por un concierto del rapero Will.I.Am con invitados como Kanye West o Quincy Jones.
Y es que mientras muchos periodistas desesperan porque las distribuidoras no han podido pagar 4.000 euros por ofrecerles cinco minutos de entrevista con Brad Pitt y Lars von Trier prosigue su peregrinaje por los mejores hoteles (este año da las entrevistas a siete kilómetros de Cannes), estas alfombras rojas más accesibles que las oficiales donde, eso sí, ya se amontonan fotógrafos sudando bajo el sol.
Más relacionado con el mundo del cine, pero fuera del festival y sin que nadie les haya invitado, aprovechan para promocionarse títulos como “Kung Fu Panda 2” o “El gato con botas”, productos de animación de Dreamworks que saben que Cannes es la puerta al muy jugoso mercado Europeo. Incluso J.J. Abrams y Spielberg mostrarán veinte minutos de su nueva genialidad conjunta: “Super 8”.
A última hora, también se ha apuntado el magnate Mohamed Al Fayed para proyectar “Unlawful Killing”, su propia y polémica versión del accidente que acabó con la vida de su hijo Dodi y Lady Di.
De la familia real británica a la cúpula política francesa, puesto que si bien el certamen lamenta la ausencia de la primera dama Carla Bruni -actriz en la película inaugural, “Midnight in Paris”, de Woody Allen-, el presidente, Nicolas Sarkozy, estará presente por alusiones con la proyección de la sátira “La Conquête”.