Margarita Brito
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Una puesta de sol, ver como cambian los tonos naranja y rosa mientras el astro rey se esconde, para dar paso a la noche, la sonrisa de un niño, observar la belleza de un paisaje de una playa o del campo dominicano, placeres sencillos, que sin embargo hace bien al alma, permiten tener momentos de felicidad.
La mayoría de los turistas que vienen al país se toman su tiempo para disfrutar de los hermosos atardaceres y ni decir de las hermosas playas y paisajes, que muchas pasan desapercibidos a los dominicanos, inmersos en el trabajo y en la rutina diaria.
Nada puede ser mejor que compartir con la familia, no sólo en las comidas, sino en la tarde o noche y ni que decir de tomar un café con esas amigas a las que hace tiempo no ves y ponerse al días de lo que ha acontecido en el tiempo que no se han visto.
Tomarse un tiempo para sí, leer un buen libro, ir a la iglesia, meditar, cosas que damos por sentado y por lo general no hacemos.
Dar un paseo por la ciudad redescubriendo la belleza de la ciudad Colonial, visitando los museos de la zona.
Practicar alguna manualidad, que además de que embellecen un lugar, te permiten relajarte y compartir con otros que gusten de esta tarea.
Cosas sencillas que te harán sentir bien, porque la felicidad está en esas pequeñas cosas que satisfacen tu yo interior y no sólo en lo material.