Transitar por calles y autopistas, ya sea como conductor o pasajero, cada día es más peligroso por la imprudencia de muchos conductores que sin importarles que ponen en riesgo no solo su vida sino las de quienes circulan próximo a ellos.
Autobuses, automóviles y hasta camiones se paran a la derecha en un semáforo en rojo, a pesar de que cuando cambia a verde doblan a la izquierda, sin importarles que el vehículo a su lado va derecho y le impiden seguir y que si no frenan de pronto se habría producido un choque frontal.
Pero nada se puede decir de los motoristas, para ellos no hay semáforos en rojo ni verde, se meten por donde quieren y aunque un vehículo esté a menos de un metro de cruzar una calle, se meten en medio sin preocuparse de lo que pueda pasar.
Aunque es una situación que se registra constantemente, está y otras experiencias peores la vivimos el sábado pasado un grupo de periodistas, que luego de asistir a la Feria del Mango de Baní, regresaba a Santo Domingo en un autobus de Caribe tours.
Lo primero que nos dejó a todos »boquiabiertos» fue ver cómo un chofer de un minibus paró debajo del semáforo frente a un »picapollo» para comprar un servicio, el tipo provocó indiferente un gran tapón, pues hasta que no obtuvo su compra no salió del establecimiento y los vehículos que iban detrás tuvieron que esperar hasta que muy ‘orondo’ salió con su comida, se montó y puso en marcha la guagua. «Barbarazo», le gritaron algunos.
Comentábamos la desfachatez de este chofer, cuando ya en plena autopista nuestro chofer tuvo que frenar de pronto, ya que delante a un motorista conduciendo se le ocurrió »dar y chocar la mano» al conductor de una jeepeta del que al parecer era amigo, ambos conduciendo entablaron en medio de la pista una conversación como si estuvieran parados en la acera, hasta que al fin luego de casi un minuto se despidieron y el motorista se echó a un lado.
«Esto es increíble» dije y seguimos hablando de las imprudencias que realizan muchos conductores, pero como si fuera un chiste de mal gusto, varios kilómetros más adelante vemos a tres motoristas que se preparaban para echar una carrera, no pasó un minuto cuando rebasando nuestro vehículo pasaron veloces acostados en sus motores, recorrieron varios kilómetros así, para luego detenerse, suponemos que para esperar a otros y comenzar de nuevo su ‘competencia’.
Lo cierto es que acciones similares y hasta peores se ven en cualquier calle por la falta de educación cívica y por el afán de muchos conductores de rebasar para ir delante, aunque no avancen nada y solo arriesguen sus vidas y la de los demás.