Mi cuñada vive en San Diego California y una de mis hijas en Carolina del Sur, con un horario muy distinto al de Inglaterra, pero la primera se despertó antes de las 5:00 de la mañana y la segunda a las 6:00, porque ninguna quería dejar de ver la boda del príncipe Enrique y la actriz norteamericana Meghan Markle.
Y es que esta boda es como un cuento de hadas que hace suspirar a las mujeres alrededor del mundo. La boda es tema de conversación de hombres y mujeres, aunque los primeros quieren en su mayoría mostrar que no le interesa.
La pareja lució enamorada y las muestras de amor no podían ser más emotivas.
La ceremonia se realizó en la capilla de San Jorge, en los campos del castillo de Windsor, a unos 32 kilómetros al oeste de Londres. La capilla tiene una capacidad de alrededor de 800 personas.
La pareja intercambió votos y anillos ante la reina Isabel II y otros 600 invitados.
La belleza y vistosidad de la ceremonia antes y despues llenó de emoción
La unión de los duques de Sussex se hizo oficial cuando el arzobispo encargado de la ceremonia dijo:
«En la presencia de Dios, y ante esta congregación, Enrique y Meghan han dado su consentimiento y se hicieron sus votos de matrimonio el uno al otro. Ellos han declarado su matrimonio por la unión de sus manos y por la entrega y recepción de los anillos. Por tanto, los proclamo marido y mujer».