Santo Domingo.- La noche del pasado sábado, la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, se llenó de “Azúuucar ”, música y color, con el espectáculo “Celia Cruz: el musical”, que rindió tributo a la inmortal guarachera, Celia Cruz, reencarnada por la legendaria actriz y cantante cubana, Lucrecia.
Y es que desde que inició con el tema «La vida es un carnaval» el escenario vibró y la magia se extendió por toda la sala encantando a todos los asistentes que llenaron el teatro. Fueron dos horas que pasaron como si fueran minutos.
Con múltiples recursos tecnológicos que resaltan el estilo de Celia y sus grandes éxitos musicales como “Quimbara”, “La Negra tiene Tumbao”, “Songo le dio a Borondongo“, “Guantanamera“, “Tu Voz”, “Bemba Colorá”, “La Vida es un Carnaval” y «Yo viviré», entre otras canciones, fue una noche inolvidable.
La vida de esta gran estrella de la música latina, que llevó su alegría y ´azúcar´ alrededor del mundo, es narrada de forma amena y divertida, entremezclada con las canciones (30 en total), que todavía hoy ponen a bailar y a disfrutar a la gente.
El espectáculo “Celia Cruz: el musical” tiene un elenco de talento dominicano como Aidita Selman, en la producción de línea; las actrices, Lidia Ariza, Celia en su vejez y Yelidá Díaz, como Celia joven; Ramón Emilio Candelario como Pedro Knight (su cabecita de algodón) y coreografía a cargo de Joan Matos.
La puesta en escena fue escrita y dirigida por Gonzalo Rodríguez, con la dirección musical, Javier Concepción; arreglos musicales: Braily Ramos; producción de línea local, Aidita Selman; con la producción Ejecutiva, Billy Hasbún, y derechos del musical, Omer Pardillo de Celia Cruz Entertainment.
El musical celebra el centenario del nacimiento de Celia Cruz y todo su legado. La cantante Lucrecia logra reencarnar a la Reina de la Salsa con una maravillosa interpretación, que simplemente deja impresionado a un público incrédulo de su voz y maravillosa actuación.
Durante la obra, tres pantallas gigantes muestran imágenes y videos inéditos, así como documentos personales que nunca salieron a la luz, que apoyan la narración de la vida de Celia Cruz y le dan más emotividad, como su salida de Cuba, la muerte de su madre, su éxito en México, su reinvención cuando se traslada a Nueva York e incursiona en el género Salsa, junto a figuras icónicas de este ritmo, tales como Johnny Pacheco, Héctor Lavoe y otros.