Hay dos clases de historias de amor: las que después de muchas vicisitudes terminan con final feliz, y las que, a punto de tener un final feliz, terminan con un desenlace trágico. Todo el planeta hoy sabe cómo terminó la historia entre Messi y Argentina.bbcmundo.com
Y aunque tras la victoria por penales ante Francia, que le permitió a Argentina ganar este domingo su tercera Copa del Mundo, Lionel Messi dijo que quiere jugar unos partidos más con su selección, sus declaraciones anteriores sobre que este es su último Mundial dejan entrever que no habrá otro momento tan importante como este en la relación del rosarino con la albiceleste.
Para funcionar, una historia de amor no debe necesariamente terminar bien.
Si no, pregúntenle a William Shakespeare, y todo lo que «les hizo» a esos pobres Romeo y Julieta: al final los mandó a una tanda de penales, los envenenó y los apuñaló.
Y la historia entre Messi y Argentina estuvo tantas veces a punto de fracasar, incluso en la infartante final en Qatar, que ese beso que le dio a la Copa del Mundo antes de levantarla fue el final perfecto, el desenlace soñado, el momento en que todo el cine se para y pide el Oscar para el guionista.
Si nos remontamos a sus inicios, podemos decir que esta historia nunca ha sido apta para cardíacos: primero, hubo un momento en el que Messi pudo no haber jugado para la albiceleste, sino para otro país; luego, empezó el romance con un Mundial Sub 20 en Holanda 2005 y una medalla de oro olímpica en Pekín 2008.
Después todo se torció, tres finales perdidas consecutivamente -2014 (Mundial de Brasil) y las Copa América de 2015, 2016- que lo llevaron a renunciar a la selección nacional, de lo que hablaremos más adelante en este artículo.
Por último, la apoteosis, primero con la Copa América 2021 y ahora en Qatar con el grand finale.
Y si esto del amor puede parecer una exageración, los invito a ver los festejos en Argentina y sus redes sociales, un país con una inflación tan infartante como la final de Qatar, con una división política tan fervorosa que tiene hasta nombre: «la grieta».
Antes del partido final frente a Francia, un usuario argentino de Twitter -@JuanStanisci- escribió: «Esto que nos pasa es maravilloso. Es como si todo el país se hubiera puesto de acuerdo para vivir como si estuviera enamorado».
Tras el triunfo de Argentina, si Romeo y Julieta se cruzaban con Shakespeare y sus finales trágicos, le podrían haber dicho tres palabras y media: «Andá p‘allá, bobo», la famosa frase que Messi le dedicó a un jugador de Países Bajos tras un caldeado encuentro de cuartos de final.
Pero el debut en la mayor no pudo haber sido más decepcionante.
El 17 de agosto de 2005 entró en un amistoso contra Hungría y lo expulsaron a los 45 segundos, en la primera pelota que tocó, por un manotazo en el rostro del lateral Vilmos Vanczák.
Ese mismo año, Messi levantó -como Maradona en Japón en 1979- su primer título con la albiceleste: campeón mundial juvenil.
Un año después debutó en un Mundial -Alemania 2006- con tres partidos jugados y un gol. Luego, en 2008, llegó el oro olímpico en Pekín.
En 2010, todo el escenario estaba dado para el gran capítulo de esta historia. Messi en el Mundial Sudáfrica dirigido por Maradona.
Sin embargo, aunque jugó todos los partidos hasta la eliminación en cuartos de final, fue la única Copa del Mundo en la que no marcó un solo gol.