Adam Horowitz inventó un guante con el que se pueden influenciar los sueños. Una persona puede ser inducida a soñar con un árbol, con un puente, o con un tigre.

El principio bajo el que funciona el guante de Horowitz es simple: mide la tensión muscular, la conductividad de la piel y el ritmo cardíaco, y así puede rastrear el estado de tránsito entre la vigilia y el sueño. En esa fase, el pensamiento lógico se desliza hacia un mundo alucinatorio, y es justamente allí donde nos volvemos especialmente influenciables.dw.com

Tan pronto el guante registra que una persona pasa de la vigilia al sueño, una aplicación conectada a él reproduce una pista de audio pregrabada, por ejemplo, con la frase: «Piense en un árbol». Muchos de los voluntarios del experimento dijeron soñar luego exactamente con un árbol. El objetivo es potenciar, a través de este dispositivo, llamado Dormio, las alucinaciones hipnagógicas, es decir, un estado de sueño semilúcido donde se empieza a soñar antes de caer por completo en la inconsciencia.

La idea del investigador Horowitz combina perfectamente con el perfil de trabajo del Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), que se ha puesto como meta el desarrollo de tecnologías futuristas y recluta a «gente con las más locas ideas». Allí se creó, por ejemplo, el Aspen Movie Map, predecesor del actual Google Street View, mucho antes de que Google hubiera concebido ese producto.

Con su invención, Adam Horowitz quiere penetrar en un estado mental que, por lo general, se sustrae de nuestra consciencia. Otros investigadores esperan poder comprender mejor el cerebro durante el sueño, generar más creatividad o poder brindar un mejor tratamiento a personas con pesadillas o trastornos del estado de ánimo: son los dream engineers, los especialistas en ingeniería del sueño.

La caja de herramientas de los ingenieros del sueño es menos compleja de lo que se podría suponer: mientras el aroma a rosas puede forjar sueños positivos, el olor a huevos podridos produce, previsiblemente, lo contrario. A través de diferentes aromas se pueden reactivar determinados recuerdos en el sueño, de manera que estos influyen la memoria. Otros investigadores utilizan la realidad virtual, por ejemplo, para que las personas puedan volar en sueños.

Empresa cervecera sueña con sueños sobre cerveza

También la empresa cervecera Molson Coors piensa que la de influir los sueños es una gran idea. Sin embargo, no logró convencer a Horowitz de una cooperación en el área de mercadotecnia, por lo cual contrató en su lugar a la profesora de Psicología Deirdre Barrett.

A comienzos de los 90, Barrett investigó cómo se pueden integrar los problemas cotidianos a los sueños, para resolverlos literalmente mientras dormimos. Para eso, hizo que sus estudiantes pensaran durante una semana antes de dormir en un problema que los preocupara. Un tercio de los estudiantes pudo llegar así a una solución objetivamente comprensible.

Asesorado por Barrett, Molson Coors creó un video publicitario que la compañía publicó paralelamente al Super Bowl. En el video escenificó un panorama onírico con cascadas de agua, viento en las montañas y, por supuesto, cerveza Coors.

La empresa puso a disposición el video a 18 personas, entre ellos, 12 actores profesionales, que lo miraron poco antes de caer en los brazos de Morfeo. Cinco de ellos informaron más tarde que habían soñado con una cerveza.

Los investigadores del sueño pusieron el grito en el cielo. De pronto, el límite entre la ingeniería del sueño y la piratería del inconsciente se había vuelto demasiado estrecho.

Investigadores piden normativas para la injerencia en los sueños

«No nos involucraremos en la ingeniería de los sueños a menos que las personas lo soliciten específicamente y den su consentimiento para soñar», formuló Horowitz, junto con dos colegas, en su Ética de la Ingeniería de los Sueños, publicada en línea con ligeras modificaciones y firmada por 38 investigadores de sueños.

«Es una línea muy fina», dice Antonio Zadra, cofirmante e investigador del sueño y el dormir de la Universidad de Montreal, y coautor del libro When Brains Dream (Cuando los cerebros sueñan). «Si ya a mí se me ocurren algunas ideas improvisadas sobre cómo influir en los sueños, los especialistas en mercadeo bien pagados pueden generar estrategias mucho más efectivas».

Los estudios muestran que los estímulos externos presentados durante el sueño también pueden influir en nuestro comportamiento mientras estamos despiertos. Después de una siesta, los sujetos eligieron con más frecuencia el refrigerio cuyo nombre se les reprodujo mientras dormían. Cuando a sujetos dormidos se les presentó humo de cigarrillo junto con el olor a huevos podridos, posteriormente fumaron menos.

Lo notable es que los sujetos dormidos no podían recordar su condicionamiento. Sin embargo, el mismo experimento con sujetos despiertos no funcionó. «Da miedo», dice Antonio Zadra, diciendo que su mayor preocupación es que nuestras creencias y comportamientos puedan ser manipulados sin que nos demos cuenta.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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