Un evento inesperado: el coronavirus, un virus que puede infectar rápidamente a muchos. Se alteran nuestras vidas en muchos sentidos. Las agendas están detenidas.Nos encontramos con un panorama mundial insospechado y todo se vuelve diferente.

Cada persona de adapta de forma única a los cambios que se presentan explica la psicóloga clínica y terapeuta familiar del Centro Vida y Familia, Flor Franco, explica que es muy frecuente encontrar en estas circunstancias, ciertas reacciones comunes que pueden incluir: emociones negativas.

Cita entre estos la ansiedad, estado de ánimo decaído, tristeza, irritabilidad, enfado (por la impotencia de no poder hacer cosas, fuera de casa, por ejemplo).

Subraya el estado de ansiedad eleva la tensión y las preocupaciones. Algunas personas pueden experimentar pánico al pensar en lo que pudiera acontecerles a sí mismas o a seres queridos.

Señala que la ansiedad lleva consigo un estado de inquietud y a dar respuestas fisiológicas, que inclusive se parezcan a los síntomas de la infección por el coronavirus.

«Agrega que la tensión emocional constante, podría conducir a afecciones físicas, tales como: elevación de lapresión arterial o de los niveles de azúcar, debilitamiento del sistema de defensas del organismo, tal como lo indican innumerables estudios sobre la relación del cuerpo y los aspectos psicológicos y emocionales de la persona.

Destaca pensamientos irracionales, cuyas características son: surgimiento automático, involuntario y sobretodo muy perturbadores y estresantes, no tienen una base realista y mantienen el círculo de la negatividad en quien los posee.

Para bajar los niveles de estrés, la experta sugiere realizar ejercicios de relajación.  Busca cuidadosamente videos de relajación guiada por youtube, de 10 ó 15 minutos.

Asimismo, hacer respiraciones controladas, previo a la relajación o de forma independiente. A cualquier hora del día. Ejemplo: sentado/a con la espalda recta, los pies en el piso, uno al lado del otro, manos sobre los muslos. Cierra tus ojos, inhala lenta y profundamente, retén la respiración, exhala lentamente, por varias veces, concentrándote en este proceso.

Destaca que para la relajación, busca un lugar de la casa sin interrupciones, tendido/a en la cama o en el piso: hacer la respiración anterior y luego ir fijando tu atención en cada una de estas partes, llevando mentalmente un mensaje de relajación y paz a cada una: pies (derecho luego el izquierdo), piernas (derecha e izquierda), caderas, vientre, espalda, hombros, brazos, antebrazos, manos, cuello.

      Quédate un rato respirando calmadamente y visualiza lugares hermosos, tales como un jardín, playa, valle o cualquier otro.

Aconseja invitar a otros miembros de la familia a que realicen estos ejercicios contigo, después que los haya practicado. Los grupos son poderosos.

Escucha música relajante

En la medida que experimentes más relajación, podrás darte cuenta que puedes parar esos pensamientos que te inquietan y enfocarte en asuntos más beneficiosos. Es indispensable mantener la ¨mente¨ lo más relajada posible.

-Deja a un lado las noticias atemorizantes. Sigue las recomendaciones para tu auto cuidado y el de tu familia.

-Haz actividades que deseabas hacer y no podías por falta de tiempo y también puedes cultivar un huerto o el jardín, dibujar, escribir, hacer ejercicios de yoga u otros.

-Cualquier ayuda natural que no te cause ningún daño, ¡dale la bienvenida!. Muchos confían y le hace bien una infusión de hojas de guanábana, flor de tilo o manzanilla.

-Las lecturas espirituales son muy reconfortantes y esperanzadoras. Este recurso aunque está citado en este lugar, no es  de menor importancia y suele ser el primero para muchas personas. Con la disminución de los ruidos, que tenemos,  puedes aprovechar más esas lecturas,  y disfrutar de sonidos y escenas de la naturaleza.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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