Santo Domingo. El conocido diseñador Carlos de Moya mostró la laboriosidad de sus creaciones y parte de su proceso creativo para la colección Caña Brava, que presentó en la pasada edición de Dominicana Moda 2019, inspirada en los guloyas, el Gagá y Los Congos de Villa Mella, que afirma es su celebración personal a algunas manifestaciones que son parte de la estampa cultural dominicana, «en los cañaverales se danza con la cadencia que como caribeños nos caracteriza». 

Modelo Rochely

Durante un encuentro en el restaurante Gastrobar, ubicado en la Ciudad Colonial , De moya destaca que el blanco y el crema, con los que abrió el desfile realizado en las ruinas de San Nicolás de Bari, le permitieron contar parte de la cultura dominicana, una propuesta que siente caribeña, con un toque de lujo, pero que fueran prendas que la gente sintiese que podía usarla.

En las faldas el diseñador utiliza 17 y hasta más yardas de tela.

Carlos de Moya destaca que en esta muestra hay faldas que se llevan 17 y hasta más yardas de tela, pero señala que son prendas que puede usar cualquier mujer y sentirse bella, cómoda y muy femenina.

Subraya que estas prendas puede usarla la mujer de baja estatura, en cuyo caso elabora la pieza alargando y haciendo menos vuelos.

Carlos de Moya conoce y baila Gagá, pero también es apasionado del baile de Los Guloyas y de la música de atabales que tocan los Congos de Villa Mella. «No puedo hablar de Gagá, Guloyas y atabales si no los conozco», dice.

Afirma ser un diseñador muy teatral, pero además tiene un aliado en la lectura y en las vivencias personales, lo que le ha permitido seguir evolucionando y creciendo en el mundo de la moda.

De Moya utiliza y mezcla, encajes, flecos, pedrería y telas con estampados que el mismo realiza y que a la gente le encanta, lo que ha permitido lograr un equilibrio como marca.

«La moda es negocio y es arte, para mi la pieza que no se vende no sirve», afirma y destaca que en la colección Caña Brava no hay exceso de brillo ni de estampado, porque hay un equilibrio.

Caña Brava le tomó siete meses finalizarla. Llegó al país y corrigió a nivel de inventario, para culminar con una colección que encantó al público espectador.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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