Londres. – Tras una boda de ensueño y embarazada del primogénito del principe Harry (Enrique) hijo menor de Lady Diana, Meghan Markle, duquesa de Sussex, sufre el escrutinio de la prensa y los paparazzis en el Reino Unido

La ex actriz ha soportado las críticas le han llovido por unos u otros motivos pero, en las últimas semanas, estas se han centrado en su embarazo y todo lo que lo ha rodeado.Con motivo de su inminente alumbramiento, previsto para abril, la estadounidense organizó una fiesta de celebración en Nueva York (EE.UU) el mes pasado.

El evento, conocido como «Baby Shower», en el que los amigos regalan a la futura madre cosas para el niño, ha tenido, según ha publicado la prensa británica, un coste de 500 mil euros.

Una cantidad que muchos han tildado de desproporcionada y que, al parecer, a la reina Isabel II no le habría gustado en absoluto.

Precisamente, durante esa fiesta y según recogió una revista estadounidense, la mujer del príncipe Enrique habría manifestado a sus amigos su intención de criar a su futuro vástago con una «aproximación al género fluida».

 Es decir, educándole sin imposiciones de estereotipos de género, como juguetes y colores enfocados a los niños en función de su sexo.

 Una historia que el palacio de Kensington, residencia oficial de los duques de Sussex y de los duques de Cambridge, se ha apresurado a desmentir este sábado.

 Otra de las cuestiones que se han comentado sobre la gestación del futuro bebé real, cuyo sexo no será revelado de forma oficial hasta que nazca -aunque los rumores apuntan a que se trataría de un varón-, ha sido la cantidad de veces que Markle se toca la barriga en público.

 Desde que se conociera su estado de buena esperanza, no hay ocasión en la que la ex intérprete, de 37 años, no se acaricie la tripa en cualquier aparición pública que protagoniza.

Una actitud que no ha dejado indiferentes a los británicos, que se han preguntado en redes sociales el por qué de esas caricias.

 Con todo, los reproches a la estadounidense no se han limitado a su embarazo, sino que vienen de antes y vivieron un punto álgido cuando se desató la polémica sobre la ausencia de su padre en su boda.

 Thomas Markle, de 74 años no acompañó a su hija al altar, como manda el protocolo, por, supuestamente, problemas de salud.

 El progenitor de la duquesa hizo pública el mes pasado una carta en la que revelaba el alcance de las desavenencias entre padre e hija.

 En la misiva, Meghan lamentaba que su padre no le hubiera comunicado en persona que no iba a asistir al casamiento y le reprochaba no haber frenado a su hermanastra Samantha mientras ella sufría por sus «mentiras viciosas».

 «Si me quieres, como le dices a la prensa que lo haces, por favor para. Por favor, déjanos vivir nuestras vidas en paz», suplicaba a su padre la nuera del heredero al trono británico, el príncipe Carlos.

 Samantha, que ha acusado de «trepa» en numerosas ocasiones a Meghan, volvía al ataque esta semana en un documental emitido en la cadena Channel 5 titulado «Meghan y los Markles: Una Guerra de Familia» en el que afirmaba que su hermanastra trata al padre de ambas con «frialdad»

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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