USA. Miles de objetos acumulados al paso de los años por el primer hombre en la Luna, Neil Armstrong, incluidos decenas de recuerdos de sus misiones espaciales, serán vendidos este jueves y viernes en subastas en Texas.

Nadie conocía realmente el tenor del tesoro amasado en 82 años de vida por Neil Alden Armstrong, que entró en la historia al caminar en la Luna el 20 de julio de 1969. Ni siquiera sus hijos.

Tras su muerte en 2012, descubrieron el tesoro, almacenado en su casa o en el hogar de su madre, la ex mujer de Armstrong.

Hay objetos históricos, como banderas o medallas llevadas durante la famosa misión lunar Apolo 11, y también otros anecdóticos, como un sombrero de boy scout o un prendedor del equipo de fútbol americano de su escuela secundaria.

«Guardaba todo», dice con una sonrisa Rick, su hijo mayor.

Hay con qué amueblar el Museo Armstrong, situado en Wapakoneta (Ohio), su ciudad natal, o el Museo del Aire y el Espacio de Washington.

Pero considerando que muchos objetos ya fueron donados a estas instituciones, Rick y Mark prefirieron dispersar esta colección.

Más de 2.000 lotes serán propuestos en tres ventas sucesivas, jueves y viernes, y luego en mayo y noviembre de 2019.

La estrella de la subasta es una bandera de Estados Unidos llevada durante el viaje a la Luna, aunque no desplegada en ella, mayor que la mayoría de las banderas trasladadas al espacio (45 cm por 29 cm).

Su precio es estimado en 75.000 dólares por Heritage Auctions, la casa de subastas que organiza la venta, que se llevará a cabo de manera paralela en línea.

«Guardó todo lo que voló en el Apolo 11», explica Mark, el segundo hijo de Neil Armstrong. «Había ordenado todo junto (…) Eso nos simplificó la tarea».

Rick y Mark ignoraban la existencia de muchos de estos recuerdos, porque su padre solo había expuesto una ínfima parte en su casa, quizás para no apabullarlos con sus hazañas.

«Buscaba siempre relativizar las cosas, en particular con nosotros», recuerda Rick.Nuestros padres «tuvieron mucho cuidado para que permaneciéramos como una familia normal, que no fuera afectada por todo eso», explica.

Los dos hermanos prevén consagrar una parte de las ventas a la creación de una fundación, y hacer donaciones a organizaciones.

Los objetos son importantes para ellos, pero están más apegados a los recuerdos que tienen de su padre.

«Los valores y las lecciones que aprendimos de nuestros padres, eso es lo que tiene más valor para nosotros», dice Mark.

 

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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