Santo Domingo
Por Margarita Brito
Hace unos años una vecina amiga me confesó que se había hecho un aborto y la verdad es que la noticia me cayó muy mal, pensé «por qué me lo dijo», porque saberlo me hizo daño, pero lo peor no fue eso.
Mi amiga que estaba casada y tenía dos hijos, resumaba amargura, porque su esposo, un hombre que parecía muy trabajador y dedicado a su familia, según ella había tenido una aventura y ella había jurado que no le pariría un hijo más.
Lo cierto es que me sorprendió que una persona que hasta el momento había visto amable y cariñosa con su familia, mostrara tanto odio contra su propia sangre. Luego de eso nos fuimos alejando y la amistad se difuminó hasta no verla más, a lo que contribuyó el hecho de que me mudara a otra zona de Santo Domingo.
Más reciente, hace unos meses una persona muy cercana me contó cómo una joven de unos 17 años iba contando en la guagua en que viajaba, cómo se había hecho un aborto, a pesar de tener seis meses de embarazo y cómo sintió los miembros de su bebé en su interior romperse. Tal como mi amiga me horroricé, pero ella aún más al ver aquella muchacha contando la historia en aquel vehículo sin ninguna conciencia de que había cometido un crimen y mucho peor a su propio hijo.
Estos hechos me hicieron dar cuenta, si no estaba segura, de que no puedo estar a favor del aborto, porque es un crimen que ejecuta quien lo práctica.
Este domingo la iglesia Católica realizó una protesta frente al Congreso Nacional y miles de personas participaron defendiendo el derecho a la vida.

Monseñor Francisco Ozoria advirtió ayer a los legisladores dominicanos que no fueron puestos en el Congreso Nacional para “apoyar la muerte”, sino para defender la vida de todas las personas.

“Los hemos puesto en el Congreso para defender la vida. Vinimos a decir no a la muerte y si al derecho a la vida”, dijo prelado durante una masiva concentración que tuvo lugar frente al edificio que aloja el Congreso Nacional, en el Centro de los Héroes.

El arzobispo metropolitano de Santo Domingo insistió en que los legisladores deben apoyar y defender la vida, en relación a que se mantenga en el Código Penal Dominicano la penalización en todas sus partes de la interrupción del embarazo.

A la protesta  de la Iglesia Católica,  se sumó la Confederación Nacional Evangélica (Codue), diputados, dirigentes comunitarios, de juntas de vecinos, dirigentes populares, entre otros, tuvo como lema “Salvemos las dos vidas”.

Reclamó a las autoridades, a los legisladores y a todo el pueblo dominicano que respeten la vida.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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