Guillermo del Toro

Los Angeles, USA. El cineasta mexicano Guillermo del Toro obtuvo el Oscar como Mejor Director, por su última película, «La forma del agua». Es la cuarta vez que un mexicano obtiene la estatuilla en los últimos cinco años.

En la edición número 90 de los Premios Oscar, «La forma del agua» se llevó cuatro premios: película, director, diseño de producción y banda sonora, pero estaba nominada en 13 renglones.

La fábula de Guillermo del Toro narra la historia de amor entre una limpiadora muda y un hombre anfibio capturado y analizado en un centro de investigación aeroespacial de Baltimore (Estados Unidos) en plena Guerra Fría.

La gala de los Oscar, igual que en la pasada edición,los actores Warren Beatty y Faye Dunaway fueron los encargados de desvelar el vencedor de esta importante categoría.

La primera vez que Del Toro pisó la alfombra roja fue en 2007, gracias a El laberinto del fauno, el largometraje de fantasía que se llevó más de 90 premios internacionales, incluyendo el premio Bafta, pero no logró hacerse con el Oscar.

Frances McDormand obtuvo el Oscar Mejor actriz, tras obtener  por su papel en Tres anuncios en las afueras: Globo de Oro, Bafta, el del Sindicato de Actores SAG, el Critic’s Choice…

En su discurso, la intérprete rindió homenaje y pidió más visibilidad a todas las mujeres que trabajan en el mundo del séptimo arte.

El británico Gary Oldman obtuvo el Oscar al Mejor actor, por su papel de Winston Churchill en El instante más oscuro, de Joe Wright. Pese a su larga carrera cinematográfica, es la primera estatuilla dorada que el británico obtiene.

A punto de cumplir 60 años el próximo 21 de marzo, el veterano intérprete londinense era el máximo favorito en esta categoría, ya que hasta ahora se había llevado el Globo de Oro, el Bafta, el Critics Choice, el Satellite y el premio del Sindicato de actores. De La Vanguardia.

 

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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