Margarita Brito Fco.
Llevar un bebé en el vientre, más que un embarazo, es un milagro y un regalo de Dios, aunque a veces no se vea así. Como una pequeña planta ese embrión va creciendo y en pocas semanas se convierte en un ser con forma humana.Pese a las náuseas, mareos, gases y otros malestares que aquejan a la futura madre, todo esto se olvida al mirar la primera imagen sonográfica de la criatura ny más aún cuando se tiene al bebé en brazos.
Recientemente la experiencia la ha vivido Shawell, una compañera periodista, quien por primera vez está embarazada. Aún no tiene tres meses, pero ya su bebé está prácticamente formado.
Verlo y escuchar los latidos de su corazón fue una emotiva y grata experiencia, su alegría al verlo fue contagiosa, no solo a su esposo y familiares, sino a sus compañeros de trabajo con quienes compartió las imágenes.
La felicidad de Shawell me hizo recordar la emoción que sentí por primera vez que vi las imágenes de mi nieta Sofia, y es que por sorprendente que parezca, aquella carita que vi en la sonografá, a los pocos meses de embarazo de mi hija era la misma.
Esto me puso a reflexionar sobre el aborto, que es quitar una vida, ya que un niño se forma a las pocas semanas.
Es cierto que en ocasiones el bebé no llega en las mejores condiciones, pero siempre hay formas de tenerlo, lo que es lo mejor una vez se ha creado una vida.