«Este es un gran sitio para nosotros decir, ‘queremos una República Dominicana más digna, una República Dominicana más comprometida»’.
Vestido con un saco azul con los escudos de República Dominicana y Estados Unidos en cada hombro, Martínez empezó su discurso en inglés con agradecimientos a compañeros, entrenadores, amigos, familiares y especialmente a su hermano Ramón, otro ex lanzador de Grandes Ligas y a quien catalogó como un «segundo padre».
La exaltación de Martínez fue como pocas vistas anteriormente en Cooperstown. Miles de dominicanos viajaron desde la isla caribeña, Nueva York y Massachusetts para llenar de música y color el ambiente de este pequeño pueblo. Después de hablar en inglés, el ex pelotero de 43 años cambió a español para dirigirse a sus fieles seguidores, que llevaban horas bajo el sol esperando por ver al que conocen simplemente como «Pedro».
«Yo me siento hoy más que orgulloso y comprometido con todos ustedes, me siento muy agradecido con Dios por darme la oportunidad de representarlos, de representarlos con dignidad», expresó. «Yo quiero que todo dominicano, todo latino vea que nosotros estamos preparando un espacio para los que van a venir, para la futura generación».
«Nosotros los dominicanos no hemos tenido este chance muy a menudo. Este es el chance para nosotros dar gracia a Dios por lo que tenemos, por lo que seremos, por lo que conseguiremos».
Martínez, ganador de tres premios Cy Young (1997, 99-00) es apenas el segundo dominicano en Cooperstown después de Marichal, exaltado en 1983.
En medio de la algarabía, Martínez no dejó pasar la oportunidad para sacarse la espina de 2002, año en el que terminó segundo en la votación al Cy Young de la Liga Americana. Esa temporada, el derecho tuvo marca de 20-4 y fue líder de la Liga Americana en porcentaje de triunfos (.833), efectividad (2.26) y ponches (239) en 199.1 innings.