Pedro

Cooperstown, Nueva York, EE.UU.

“Al parecer Dios me sigue guiando por los mejores caminos, pues recibí estas dos gratas noticias en fechas de gran regocijo para la República Dominicana”, expresó Martínez durante su exaltación definitiva a la inmortalidad de Cooperstown.

 

“Hoy es una fecha de fiesta en mi país, por dos razones primero se celebra el Día de los Padres y también he sido exaltado al Salón de la Fama y esto tiene una doble celebración”, señaló el ya inmortal en su discurso de unos 35 minutos, el cual compartió entre inglés y español.

Aunque la primera parte de su discurso se produjo en inglés, al inicio de su intervención saludó con un “hola, hola”, en forma bromista, agregó esta parte alegre que llevó a las Mayores desde que era un novato, quien apenas había firmado con los Dodgers de los Angeles.

Pedro, como un ciudadano ejemplar que es, brillante hijo y un padre que se dedica a sus hijos, sacó gran espacio de su discurso para hablar de la familia, cuya condición de gran triunfador en el béisbol lo llevó a convertirse en la cabeza de ese tronco familiar que procrearon sus padres, Paulino Jaime (fallecido) y Leopoldina Martínez, madre.

“Sin el soporte de mi familia nunca hubiera podido cosechar los frutos que alcance, ellos representaron mi fuerza e inspiración para convertirme en un lanzador eficiente en las Grandes Ligas”, señaló Martínez, quien tuvo a la mayoría de los miembros de su familia en el ceremonial.

De su progenitora dijo que siempre fue un gran soporte para él y quien nunca se descuidó que le faltara nada, de su hermano Ramón externó que fue ese gran segundo padre, quien lo guió por los mejores destinos dentro y fuera del béisbol.

Asimismo, tuvo palabras de agradecimientos para su esposa Carolina Cruz, a quien calificó como una mujer súper ejemplar. En el ceremonial se encontraban sus hijos Achi, Jerito, Isaias, Pepo entre otros.

Agradeció sobremanera el soporte que siempre les brindaron, Rafael Ávila, la persona que lo firmó; Eleodoro arias, su coach de pitcheo; Elvio Jiménez, Felipé Alou y Tommy Harper, quienes confiaron en su persona cuando llegó a Montreal; Dan Duquette, quien lo adquirió dos veces entre otros.

 Llamó a Marichal

pedro y juan marichal
Durante su discurso, Pedro llamó a Juan Marichal, quien se encontraba sentado varias filas atrás, el primer y único otro dominicano en ingresar a Cooperstown,  para que compartiera escenario con él y ambos ondearon la bandera nacional como diciendo que ya se encuentran juntos en Cooperstown.

Los dos se abrazaron y abogaron porque existan más compatriotas en el Salón de la Fama, que no tengan que esperan tanto tiempo como los 32 años que le correspondió en este caso a Pedro.

Martínez  vistió traje azul claro, con los símbolos de los escudos de República Dominicana y Estados Unidos en ambos extremos. Además de que su corbata simbolizaba los colores de la bandera nacional.

El ex lanzador sostuvo que hace un par de días se levantó pensando en la forma en que iría vestido y le surgió la idea de hacer algo diferente en ese sentido le llegó a la mente lo de los escudos.

Expresó que la confección fue de Hipólito, uno de los hombres de la moda en República Dominicana.

El inmortal agradeció sobremanera el cariño y aprecio brindado por todos los dominicanos, quienes se movilizaron desde diferentes lugares para brindarle su muestra de cariño y aprecio.

Dijo que para él esto en lo más importante, la placa y la exaltación son cosas aparte, ese aprecio que me mostraron mis compatriotas no tiene precio.

 A punto de terminar su discurso y ante miles de compatriotas que llegaron para vitorearlo, Pedro Martínez rompió el protocolo en su ceremonia de exaltación al Salón de la Fama del béisbol.

 

«Este es un gran sitio para nosotros decir, ‘queremos una República Dominicana más digna, una República Dominicana más comprometida»’.

Vestido con un saco azul con los escudos de República Dominicana y Estados Unidos en cada hombro, Martínez empezó su discurso en inglés con agradecimientos a compañeros, entrenadores, amigos, familiares y especialmente a su hermano Ramón, otro ex lanzador de Grandes Ligas y a quien catalogó como un «segundo padre».

La exaltación de Martínez fue como pocas vistas anteriormente en Cooperstown. Miles de dominicanos viajaron desde la isla caribeña, Nueva York y Massachusetts para llenar de música y color el ambiente de este pequeño pueblo. Después de hablar en inglés, el ex pelotero de 43 años cambió a español para dirigirse a sus fieles seguidores, que llevaban horas bajo el sol esperando por ver al que conocen simplemente como «Pedro».

«Yo me siento hoy más que orgulloso y comprometido con todos ustedes, me siento muy agradecido con Dios por darme la oportunidad de representarlos, de representarlos con dignidad», expresó. «Yo quiero que todo dominicano, todo latino vea que nosotros estamos preparando un espacio para los que van a venir, para la futura generación».

«Nosotros los dominicanos no hemos tenido este chance muy a menudo. Este es el chance para nosotros dar gracia a Dios por lo que tenemos, por lo que seremos, por lo que conseguiremos».

Martínez, ganador de tres premios Cy Young (1997, 99-00) es apenas el segundo dominicano en Cooperstown después de Marichal, exaltado en 1983.

En medio de la algarabía, Martínez no dejó pasar la oportunidad para sacarse la espina de 2002, año en el que terminó segundo en la votación al Cy Young de la Liga Americana. Esa temporada, el derecho tuvo marca de 20-4 y fue líder de la Liga Americana en porcentaje de triunfos (.833), efectividad (2.26) y ponches (239) en 199.1 innings.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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