Kelvin Mejía, Aida Montero, Anthony Ríos , Marco Herrera y Máximo Jiménez.
Kelvin Mejía, Aida Montero, Anthony Ríos , Marco Herrera y Máximo Jiménez.

El cantautor Anthony Ríos fue el invitado de la Biblioteca Juan Bosch en su iniciativa “Música entre libros”, quien compartió momentos de su historia personal y artística.

Al confesar que de todas sus facetas, prefiere la de autor, Anthony Ríos puso de manifiesto que sus composiciones son la expresión de emociones y situaciones que ha vivido o le han contado. Muchas son también el resultado de la necesidad de decir algo que siente.

El autor de Fatalidad, La Jaula de Oro y Confundido, entre otras muchas composiciones, se refirió a su trayectoria artística y personal en la  Biblioteca Juan Bosch de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode), en el espacio “Música entre Libros”.

El Café Filó de la Biblioteca fue desbordado por un público compuesto por varias generaciones. La joven cantante Tuesca y el joven actor Raeldo López formaron parte del público en el que también estaban otros artistas populares en los años 80, cuando Ríos vivió una época dorada: la baladista Anahi y el cantante Sergio Hernández. Ambos prodigaron elogios al hijo de Hato Mayor.

De negro, como siempre, Anthony Ríos reconoció que de todas las facetas en que ha descollado, la que más disfruta es la de compositor. A veces, dijo, “una coma, un punto, te saca lo quieres sentir”.

No todo lo que escribe, precisó, es el resultado de vivencias propias, como el “señora tristeza”, que se asoció a su relación con Yolandita Monge y es uno de los temas más populares de su gran repertorio.

En el conversatorio afloraron muchos perfiles del artista, y entre ellos el de su apego al suelo dominicano. Eso explica, contó, porqué en momentos cumbres de su carrera no dejó el país y buscó el estrellato internacional desde otros lares.

No podía permanecer más de 15 días fuera del país, indicó, aunque también manifestó que, paradójicamente, 11 de los 12 discos que grabó fueron producidos fuera del país.

Cuando la mayoría de los artistas de su generación salieron a buscar el éxito en el exterior, recordó, él optó por quedarse. “Prefería ser cabeza de ratón”, matizó.

También se refirió a las redes sociales, uno de los escenarios actuales de promoción y difusión de los artistas populares. Se confesó totalmente analfabeto, respecto al tema, aunque precisó que no está en contra. “Estoy a favor de las redes, pero no voy a incursionar en eso”, dijo.

En el contexto sí lamentó que el exceso de comunicación, en vez de unir, ha separado. También objetó la distorsión del idioma que se deriva del uso de los dispositivos digitales con palabras achicadas o abreviadas sin rigor gramatical.

Con décadas de éxito a cuestas, Anthony Ríos dijo que no se siente realizado, que quiere hacer algo más, como trabajar con una institución como Funglode, que es un ejemplo de lo que se puede hacer para ayudar a otros.

Su relación profesional con Johnny Ventura la relató desde la acera del afecto y la admiración. Recordó su rol de “bonito” en el Combo Show que hacía alarde de ser el conjunto artístico de los “feos”. Johnny, recordó, lejos de tener celos por su acogida, le dio las oportunidades a partir de la aceptación que percibía en determinado público.

Ventura, rememoró, se dio cuenta que con sus baladas, Ríos llegaba a otro público juvenil, y creó los espacios para que exhibiera su talento. Valoró la grandeza que siempre ha acompañado al merenguero.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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