Margarita Brito Fco.
No se por qué me dejo llevar de la publicidad, que como esos encantadores de serpientes te atrae y te hipnotiza, invitándote a disfrutar de maravillosos especiales que a final de cuentas no son tales. Y es que cuando llegas al establecimiento que tan fabulosamente te ha atraído, te das cuenta que no es real y que estuviste inmersa en un sueño, porque la realidad es que cuando vas a hacer las compras te das cuenta de que tu sueldo volvió a bajar en comparación con los precios.
Y es una pesadilla, pues cada semana que vas al supermercado los precios han subido. Te atraen con ofertas que al final, son los precios del mes anterior.
La verdad es que siempre caigo en la trampa, creyendo que voy a ahorrar algo. Este feriado por celebrar el día de la Constitución Dominicana, me levanté y de inmediato salí al super, a uno que está en la Churchill que anunció ofertas buenas por su aniversario.
Llego y compruebo que los productos básicos han subido, y que las «ofertas», lo son para ellos, pero no para mi que tendría que pagarlas.
Sólo el café, cuya libra la semana pasada costaba $179 pesos ha subido más de $10 pesos de un tirón, así como el azúcar y la leche, por no decir del arroz, cuyo precio en especial es el mismo de la quincena pasada.
Pero ni que decir de los precios de los enlatados: guandules, habichuelas, sardinas, atún y otros han subido de forma increíble, mientras su contenido cada vez es menos.
Cada vez más la canasta familiar se vuelve más pequeña, mientras los precios suben por las nubes, sin que haya un organismo que vele por los consumidores