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José Rafael Sosa

La comedia «Un lío en dólares» no ganará ningún premio de festivales internacionales que galardonan la calidad fílmica de arte ni será nominada al Oscar, pero lo que si resulta claro es que ha conectado con el público popular y clase media que desde anoche hizo filas y llenó salas para verla. No es perfecta y tiene elementos que pudieron haber sido mucho mejores.

Los números en boletería, en base al día de estreno, indican que fue vista por 11.012 personas en 39 salas, 28 de Caribbean Cinemas (23 fijadas en cartelera inicial y 5 que hubo que abrir anoche jueves 14).

La comedia, dirigida por Francisco Disla, presenta una graciosa historia familiar de un mensaje positivo sobre la real validez del dinero en una sociedad consumista como la norteamericana, recibió el “placet” anoche en sus tandas de las 7 y 9 de la noche y en algunos cines, casi llenó las butacas, resultando previsible que alentará el mecanismo del “boca a boca”, el más barato, inflexible de cuantos recursos tiene una película para determinar su éxito.
Las personas, al salir de la sala, mostraban complacencia, impulsada por las situaciones, personajes (sobre todo los de Manolo Ozuna y Phillip Rodríguez, la dos estrellas de constante apariencia sub-real en el filme), lo que no significa en modo alguno que estemos en presencia de una producción de cine que sea obra maestra ni mucho menos. Hay que destacar la labor de maquillaje.
Ozuna y Rodríguez llegan con fuerza al público los “gags” chistes sugeridos a medias (como la referencia a Elvis Crespo en el baño del avión). Los dos personajes que hacen Manolo Ozuna y Phillip Rodríguez, con sus 26 cambios de vestuario y caracteres, se roban el show. Sus personajes son un experimento nuevo, hacen homenajes a películas, artistas y personajes simbólicos. Su química es uno de los factores que perdurará en la mente de la gente.
La cinta resulta una interpretacipon coral con profesionales actuaciones de Johnnie Mercedes, (excelente en el manejo de la voz, pero ya deseamos ya verlo en un papel de “bueno” de la película), Richard Douglas (creíble y defintivo en su rol), Fausto Rojas, Lumi Lizardo (con buena caracterización de una banileja pero que en oportunidades no se escucha con claridad).

Miguel Alcántara logra excelente caracterización de humor, gracias a su intuitiva orientación al gesto y Laura García Godoy, maestra de la actuación, es clase aparte.

Fausto Mata, protagonista, está bien, pero ese es el problema: no basta con que “esté bien”. El más importante de los cómicos del cine y la TV tiene que profundizar mucho más en sus roles, evitar repetirse, obviar situaciones recurrentes. Incluso variar de géneros para evitar el encuadramiento previsible. Es un actor profesional, de carrera.
Por los demás, cumplen sus papeles con brillo Franchely Pintor Aquiles Correa, Pipe García, Hony Estrella Aquiles Correa, Pipe García, Hony Estrella, Tony Pascual, Julio Gassette (Boberto), Aquiles Correa.
A la altura que debió ser quedan Raúl Carbonell, -quien hace un homenaje a Ángel Muñiz y Luisito Marti por su Nueva Yol .

A la altura que debió ser quedan Raúl Carbonell, -quien hace un homenaje a Angel Muñíz y Luisito Martí (EPD) por su Nueva Yol:

Fellito: “La gente se cree que llegar a Nueva Yol es como llegar a la gloria”.

El venezolano Julio Gassette (Boberto) de “Bienvenidos”, quienes facilitan con su presencia la apertura de las salas de cine en sus respectivos países a esta producción quisqueyana.

Música, escenografía y maquillaje
Dos de los factores más positivos son la música y el maquillaje, la primera responsabilidad de la Sinfónica Juvenil del Conservatorio Nacional y la Kadmiel Acosta & Jalsen música. El maquillaje que deja lecciones a seguir, es responsabilidad de Anny torres.
La escenografía realizada en Estudios Quitasueño, implicó levantar un edificio de tres plantas en ladrillos simulados, locación en que también se levantaron los platos interiores.
Un lío en dólares funciona y tendrá impacto, tiene una magnifica fotografía, su créditos iniciales en animación son de lo mejor que hemos visto, una buena dirección de arte (la más compleja realizada en Estudios Quitasueño) y una banda sonora principal interpretada por músicos de la Orquesta Filarmónica Juvenil de Santo Domingo.

Disla, que proviene del género terror (El Hoyo del Diablo) acierta con esta comedia en la que se destaca el uso del vestuario, el maquillaje, actuaciones desternillantes de la risa.
Sigue pendiente la asignatura de actuación específica para cine, sobre todo por el exceso de chistes orales de raigambre televisiva pero eleva sus calidades cuando vierte el humor de situación, bastante bien logrado.
Es un proyecto dirigido a grandes masas que desean pasar buen rato, lo que se logra, pero queda abierta la posibilidad de que la experiencia pueda ser mejorada en el futuro.

Tiene ese “lío” excelentes momentos de hilaridad de situación, pero hay que abandonar el camino resbaladizo del humor oral para densificar las tramas y hacer un cine de horizontes más universales. Acertado el ambiente del cromatismo comic, la gracia de la historia moralizadora y un respeto que se observa en manejo de cámara. El costo fue de 32 millones de pesos.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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