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El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez dijo que no es verdad que en el mundo sea la Iglesia Católica la que tiene más pederastas y dijo que los que cometen ese delito deben copiar el ejemplo del papa Francisco que ayer pidió perdón por los abusos sexuales de sacerdotes a menores.

Dijo que ya él pidió perdón por el caso del nuncio apostólico Joseph Wesolowski acusado de abusar contra un grupo de niños dominicanos.

“Ya lo hice, ya lo hice por el caso de nuncio, siempre pues indiscutiblemente estas cosas golpean a la humanidad” destacó al tiempo que indicó que la pena es que no haya otras personas que cometan ese delito y pidan perdón al igual que la Iglesia Católica.

“En el mundo no es la Iglesia Católica que tiene más pederastas. Esos son embustes, hay muchos médicos, muchos maestros y mucha gente que no son sacerdotes y eso nunca aparece por ningún sitio. Sería bueno que todos asumieran el ejemplo del papa y la responsabilidad que tienen en este asunto” afirmó López Rodríguez.

En otro orden el cardenal se mostró de acuerdo de que el Código Procesal Penal sea devuelto al Congreso Nacional, por el choque con otras realidades constitucionales que tiene la pieza.

“Yo creo que si hay una realidad y ha sido conseguida no echemos para atrás el asunto. La impresión que da es que han querido compensar una cosa con otra, se han metido con cuestión de las penas, con prohibir. Yo no estoy de acuerdo con prohibiciones, porque eso es parte de la democracia, por consiguiente, yo creo que debe respetarse lo que es ya una adquisición por parte de la democracia dominicana” puntualizó.

López Rodríguez fue entrevistado tras la graduación de 285 profesionales de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, que tuvo como orador invitado al presidente de la Junta Central Electoral, Roberto Rosario. El 71% de los graduandos es de maestría y diferentes especialidades.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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