Santo Domingo, Rep. Dom.- Casa Cuesta presentó la décima primera colección de vajillas “Arte de Café”, que este año cada una de estas piezas de cocina vienen decoradas con las obras de Silvio Ávila, en la cual este pintor dominicano combina con su estilo característico, la realidad y la fantasía con imágenes de niños con tirapiedras en diferentes escenas rurales.
El lanzamiento se llevó a cabo en la sucursal de Casa Cuesta de la avenida 27 de Febrero esquina Abraham Lincoln, con la asistencia de ejecutivos de Centro Cuesta Nacional (CCN), personalidades ligadas al arte, allegados de Ávila, clientes y representantes de medios de comunicación.
La vicepresidente de Casa Cuesta, Beatriz Puello, explicó que esta colección consta de dos sets de dos tazas de café, dos sets de dos platos decorativos de postre, dos platones decorativos redondos, cuatro platos pequeños de servir, un platón cuadrado, una cafetera y como novedad este año un set de cinco piezas para picadera
Precisó que estas piezas ya están a la venta en todas sus sucursales de Santo Domingo y Santiago, y que “con las mismas Casa Cuesta pone en manos de sus clientes exquisitas piezas de colección que exaltan la obra de consagrados pintores, como lo es Silvio Ávila, quien ha posicionado su nombre tanto a nivel nacional como internacional”.
Resaltó que del realismo Ávila ha evolucionado hacia corrientes inseparables del arte dominicano moderno y contemporáneo, con un mestizaje estilístico entre expresionismo y surrealismo fantástico.
“Los personajes, por cierto evocadores de niños, son juguetones y saltarines, cumpliendo proezas acrobáticas. Atraviesan los aires en alfombras voladoras o bicicletas destartaladas, tienden largas escaleras, se agarran de paracaídas…y blanden impresionantes tirapiedras”, manifestó Puello.
La vicepresidenta de Casa Cuesta agregó que “Arte de Café forma parte de las iniciativas que realiza CCN a través del proyecto “Orgullo de mi Tierra” en su búsqueda de Tesoros Dominicanos, donde encontramos hombres y mujeres que materializan con su obra nuestra identidad”.
Otros proyectos que forman parte de esta iniciativa son las colecciones “Blanco & Negro de Teófilo Cruz”, “A Ritmo de Joyas”, colecciones de moda de Jumbo, así como el apoyo a producciones discográficas y artísticas de dominicanos.
Sobre “Arte de Café”.
En el año 2003 fue exhibida la primera colección, presentando como invitado al afamado pintor Dionisio Blanco, quien en cada una de las piezas dejó plasmado el sello de los «Sembradores» y «Campesinos sin rostro».
En el 2004 el colorido de la pintura de Guillo Pérez protagonizó la propuesta, motivando a los clientes a adquirir la colección.
La tercera entrega realizada en el 2005, con los diseños de la poética de la pintura penetrante de Cándido Bidó, hicieron acto de presencia, con su singular estilo, en el que abundan los colores y las formas.
El 2006 sirvió para ampliar la propuesta, con la celebración de los 100 años del natalicio de Yoryi Morel. Entonces el Autorretrato, Los Flamboyanes, La Fiesta Campesina y Pelea de Gallos, adornaron cada una de las piezas que conformaron la colección de ese año.
La quinta colección de “Arte de Café”, en el 2007 fue engalanada con el artista Plutarco Andújar.
En el 2008 Elsa Núñez enfatizó la presencia de un mundo emotivo interior, intenso y dramático, en la sexta colección dispuesta por Casa Cuesta.
En la séptima entrega Teté Marella desbordó su arte para dejar en la colección figuras femeninas con cierta vivacidad y languidez que desprenden ropajes de épocas anteriores y damas redondeadas, apacibles, sensuales y lúdicas como elementos principales de su obra.
La octava colección le rindió homenaje a Jorge Severino, contando la historia de la negritud, inventada quizás, de un pasado glorioso que es más cercana al futuro anhelado que al pasado al que invoca. Pero sus figuras reposadas, sedentes, también ocultan sortilegios, augurios, encantamientos. La clave puede residir en un dije o una ajorca, en ese pendiente o en aquel azabache.
La novena entrega hicimos homenaje a Amaya Salazar y a sus personajes sin rostro que habitan ambientes místicos y mágicos donde la luz y la flora de las Antillas están presentes.
La décima entrega le rindió tributo a Miguel Núñez con sus mujeres y sombrillas, verdes paisajes y nuestras calles de la Zona Colonial.
Ahora en esta décima primera entrega el agasajo es para Silvio Ávila, honor al dibujo y al color, instrumentos narrativos de un sueño para alcanzar la luna que sintetiza las fuerzas del don de anhelar.