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Velatorio de Facundo Cabral

Buenos Aires, Argentina. Miles de personas acudieron este martes a dar el último adios al cantautor Facundo Cabral, asesinado en un atentado el pasado sábado 9 de julio en Guatemala, aunque posteriormente se supo que las balas no iban dirigidas a él, sino a un empresario  con el cual el artista viajaba al aeropuerto.

El tránsito de una  estrecha calle del centro de Buenos Aires se vio interrumpido  por una multitud de personas que acudieron a decir adiós al artista argentino.Tras el velatorio las cenizas del artista se esparcirían en un lugar no señalado de Buenos Aires.

El gobierno argentino declaró tres días de duelo para recordar a uno de sus más conocidos exponentes musicales.
En el ND Ateneo, ubicado en la calle Paraguay de la capital argentina, se instaló el velorio de uno de los cantautores más conocidos en América Latina.
Personas de diferentes lugares de Argentina acudieron a despedir a Facundo Cabral.»Jamás pensamos que Facundo se iba a aparecer muerto de esa manera tan violenta e inesperada», señaló el músico venezolano Hernán Gamboa, quien solía acompañar a Cabral sobre el escenario y tocó con él en su último concierto en Argentina.

El lugar de dicha presentación fue el mismo ateneo donde ahora fue velado. Y en vez de una fila de gente esperando para verlo cantar, las personas que acudieron al lugar fueron a despedirlo en su ataúd, cubierto con la bandera argentina y la de Naciones Unidas (en 1996 la Unesco lo declaró «Mensajero de la Paz».

De todas las provinciasDe diferentes lugares de Argentina llegaron a despedir a Cabral, luego de que sus restos fuesen recibidos este martes en el aeropuerto Aeroparque de la ciudad de Buenos Aires»Yo vine desde Jujuy», señaló Augusto, un optometrista que recorrió más de 1.400 kilómetros para llegar a despedir a Cabral a Buenos Aires.

«Lo que más me duele y me consterna es que este autor con esa ideología pacífica, que caminó por todo el mundo, venga a terminar su vida así. Me duele que haya quedado truncado de esa manera», señaló.»Nosotros somos de Paraná, de Entre Ríos, y estábamos en nuestro hotel y vimos que estaba el funeral y vinimos a rezarle una oración», indicó María Esther.»Yo tengo 61 años y conocía todas sus canciones. Sobre todo ‘No soy de aquí no soy de allá’», aseveró.»Para mi es despedir a un gran músico argentino, como también me pasó cuando se murió Sandro», señaló Silvia.
Canto al amor y a la libertad»Él  le cantó al amor, a la felicidad y a la libertad. Y es muy probable que este haya sido uno de los mensajes finales de Facundo para lograr que el mundo esté hablando hoy de la violencia en Guatemala», dijo a BBC Mundo su representante en Argentina, Jorge Macielli.

«Es muy probable que este haya sido uno de los mensajes finales de Facundo para lograr que el mundo esté hablando hoy de la violencia en Guatemala», señaló.

El martes  se informó en el país centroamericano del arresto de los dos hombres presuntamente involucrados en el asesinato.Cabral tuvo varios deseos que hizo a sus allegados para cuando le llegase la hora de morir, entre estos que su ataud fuera pintado de rojo y que sus cenizas se esparcieran en un lugar no determinado

.La idea original era no efectuar un velorio sino proceder a la cremación de su cuerpo, dijo el sobrino del cantautor.La urna del músico no tenía semejante color, más bien de blanco, pero se cumpliría durante el velorio con poner sus canciones para deleite de los presentes.Aunque, antes de que sonase la música, varias personas se acercaron a despedirlo con sonoros aplausos, como probablemente habrán dado cuando estuvo con vida.

Otro deseo póstumo del cantor era ser cremado inmediatamente, sin velorio, reveló su sobrino Sergio Cabral. Cabral añadió que la idea original era no efectuar un velorio sino proceder directamente a la cremación de su cuerpo.

«Pero decidimos darle una oportunidad de un día a la gente que lo siguió de venir a despedirlo», aseveró.»Ahora para recordarlo tenemos que escucharlo y leerlo, con ese amor al prójimo y sin fronteras que todos tenemos disponible. Como él  decía: ‘Hay una mitad del mundo con una flor en la mano y la otra mitad esperando esa flor’.

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