Santo Domingo.- El profesor investigador del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña, ISFODOSU, Dr. Edwin Santana-Soriano, ofreció interesantes datos y reflexiones en su conferencia “¡Cuidado con la IA!: hablemos de ética, inteligencia artificial y educación”, al referir que se necesita una educación ética que prepare a los estudiantes para enfrentar situaciones novedosas.
El conferencista inició su intervención definiendo los conceptos de educación, ética, moral e inteligencia artificial y resaltando la estrecha relación que guardan entre sí.
“La educación es una actividad puramente humana que busca perfeccionar el saber y hacer de los sujetos para hacerse más inteligentes, mientras que la ética es la rama de la filosofía donde se mira hacia la vida en convivencia, con el objetivo de lograr que las interacciones de los sujetos para con el ambiente y los demás tiendan siempre al bien”, afirmó Santana.
Añadió que la moral, a través de las conductas y las acciones, rige a los individuos en un grupo social determinado y la Inteligencia Artificial, IA, es un campo de estudio multidisciplinario para crear máquinas e imitar actividades humanas inteligentes, a través de las disciplinas de matemáticas, la lógica y la neurociencia.
Con esta premisa, Soriano destacó que la planificación, aprendizaje, razonamiento, percepción e interacción son tareas que la IA usa, pero no tiene conciencia o autoconciencia, emociones ni creatividad genuina y es ahí donde los docentes y estudiantes juegan un rol primordial.
Para el profesor, la estrecha relación entre educación y la IA radica en buscar el perfeccionamiento, donde ambas deben de verse como aliadas y no competencia, y al utilizarse de manera correcta, se pueden lograr resultados significativos, a través de la educación ética que permite mirar hacia nuevos escenarios y postular actitudes de conducta que tiendan al bien.
“Docentes y estudiantes están experimentando una nueva realidad en la que en ocasiones no se sabe exactamente cómo reaccionar. Hay muchos docentes que no saben qué tipo de actividad implementar para evitar que los estudiantes les engañen y los estudiantes no identifican cómo actuar, por ejemplo, articular dos líneas sin ayuda”, destacó el docente.
El investigador planteó que la IA escribe ensayos, responde preguntas, llena exámenes, analiza textos y gráficos, poemas y más cosas. Los docentes evalúan competencias específicas y fundamentales y los estudiantes ponen en práctica los saberes adquiridos en los procesos formativos.
“La ética es la respuesta. Necesitamos una educación ética que prepare a los estudiantes a enfrentar situaciones novedosas y que reflexionen, que se identifiquen con sus principios. Los docentes y estudiantes aún tenemos oportunidad de encauzar la práctica educativa por el carril correcto a pesar de la inteligencia artificial generativa”, informó Santana.
Soriano destacó que la tarea ahora es más ética que meramente pedagógica. Fomentar la formación con valores y comprometernos en hacer ver a los estudiantes usar o no la inteligencia artificial para hacer la tarea es una decisión personal y por ende, el estudiante es responsable de las consecuencias que eso pueda tener.
“Muchos de los fracasos posgraduación no vienen dados por la falta de plazas para trabajar ni el dilema de la experiencia, sino por una baja competitividad en el mercado laboral. Formarse en una universidad implica evidenciar un alto nivel de responsabilidad por la propia formación y demostrar que en la práctica no está mal usar la IA, lo que está mal es usarlo deshonestamente y en detrimento de la propia formación”, puntualizó el investigador.
Modelos educativos como DaVinci, precursor de Chat GPT, Gemini, Bar, entre otros, cometen errores cuando se trata de conocimiento refinado, sutiles y especializado, por la forma técnica de entrenamiento por obligación que los limita.
“Hay que integrar en las aulas el uso de la IA generativa como recurso de acompañamiento personalizado, cuestionándola, porque solo así lograremos un uso correcto y significativo en la comunidad académica”, dijo Soriano.
Al cuestionarse sobre el uso de la herramienta en la educación preuniversitaria y las escuelas, el orador recalcó la necesidad de reflexionar un poco más sobre las demandas que presenta el nivel de secundaria y la apertura de la IA, al establecer que en la medida de lo posible y en base a la realidad que el docente esté viviendo en el salón de clases, medidas como integrar la herramienta al proceso áulico y usarla como consulta son beneficiosas en los aprendizajes de los estudiantes.
De igual manera, sus recomendaciones respecto a las competencias que demanda el currículo en la educación primaria son la evaluación de la realidad y trazar las estrategias aplicables a esa realidad, porque a través de las capacidades se desarrollan procesos educativos y se inculcan valores que responden al buen hacer de la ética.
“La IA es una aliada. Debemos consultar conceptos con ella y socializarlos en el aula. Siempre habrá desafíos y nuevos descubrimientos. La educación no debe de ser repetitiva, en vez de los libros, ahora está el Chat GPT. Los padres también tienen una cuota de responsabilidad en este proceso. Hay que involucrarlos y formar a los estudiantes como realmente lo merecen: una educación de calidad, como la que el ISFODOSU implementa”, culminó el investigador.
Esta exposición fue realizada en el marco del 4to. Congreso Estudiantil de Investigación Educativa, evento anual con el que ISFODOSU involucra activamente a sus estudiantes para estimular sus competencias y habilidades para la investigación.

