París, Francia.- Visitar Paris a finales del verano y a principios del otoño es la mejor época para que los latinos y otros turistas del mundo puedan visitar la ciudad.
El único inconveniente es que con el aumento del arribo de turistas los precios en los lugares de atracción y sus entornos se incrementen ligeramente, y el acceso hacia algunos monumentos históricos presenta sus inconvenientes, por lo que quizas se tenga que optar por disfrutar desde la periferia y desde el exterior los que nos presenta la ciudad.
De todos modos, visitar París se constituye en un repaso de la historia universal y nos permite remontarnos a los momentos más espectáculares en el desarrollo de la humanidad, en lo político, económico, la ciencia y la cultura, trasladándonos desde los siglos XII, la época Medieval, la Revolución Industrial, y la época contemporánea.
Pero para disfrutar de la ciudad y sus atractivos es necesario transformarse en un “parisino”, confundirse con su gente, absorber lo que su pueblo y su entorno nos ofrecen, disfrutar sus olores, tomarse su café o su cerveza en las “brasseries” (bar-restauranes), abordar los trenes en la “Gare de Lyon” (una de las principales estaciones de la ciudad), desplazarse en el Metro por sus diferentes rutas, caminar por las calles, atravesar la ciudad y conocer Montmartre, Notre Dame, los Campos Eliseos, la Torre Eiffel, la Alcaldía, las laderas del río Sena y “sus playas”, la Opera de París, el museo de Louvre, y el casco más antiguo de la ciudad (Ile de Paris), así como sus estrechas calles.
Lo cierto es que la belleza de esta ciudad emociona, ver como se conservan sus históricos edificios, tantos años de historia que se siente todavía viva, es una experiencia inolvidable.
Aunque para los franceses el calor es a veces sofocante, para nosotros los caribeños es “como el friiito de la navidad dominicana”, se siente el friito y la brisa típica de esta época tan significativa, pues nos pasamos la mayor parte del año con altas temperaturas.