Eran las 11 de la mañana del pasado miércoles, pero para aquellos ‘hombres’ que dormían a pierna suelta en la isleta de avenida Máximo Gómez, casi esquina Nicolás de Ovando, podría haber sido medianoche y estaba en su propia cama.

La mayoría de quienes pernoctan a ambos lados de la isleta, antes y después de cruzar la avenida Nicolás de Ovando, son adictos a las drogas o ‘piperos’ como le dicen por aquí, deambulan en el día pero al caer la tarde llegan al lugar, donde amanecen.
Los cuatro que cerca del mediodía dormían, sin escuchar el ruido de camiones, automóviles y otros vehículos, eran apenas una muestra.
Muchos peatones les observan, unos con temor, otros indiferente, pero lo cierto es que en muchas calles del sector de Cristo Rey es frecuente ver jóvenes, que productos del uso de drogas deambulan como zombies por las calles y se acuestan a dormir en cualquier acera, sin importarles el sol ni el calor y cuando se levantan rebuscan en los zafacones algo de comer.
No obstante, algunas noches grupos de diferentes iglesias acuden en ayuda de estos indigentes llevandoles comida y ropa, que algunos venden de inmediato para adquirir drogas.
