COOPERSTOWN, Nueva York. — David Ortiz prometió que iba a hablar con el corazón. «Big Papi» cumplió.
Con su radiante sonrisa y desborbado por la emoción, el ex toletero de los Medias Rojas de Boston fue exaltado el domingo al Salón de la Fama — en una ceremonia en la que su hija Alexandra cantó el himno de Estados Unidos.mlb.com
Cubriéndose con parasoles y agitando banderas dominicanas, legiones de fanáticos se congregaron en un campo adyacente al Clark Sports Center. El número 34 de Ortiz parecía estar en cada rincón.
“Gracias siempre por ser la Quisqueya, la bella. Nada comparado a eso”, proclamó Ortiz.
Cuando subió a la tarima para su discurso en una soleada tarde, Ortiz apuntó hacia el cielo, el mismo gesto para sus momentos especiales para rendir tributo a su extinta madre que falleció hace dos décadas en un accidente automovilístico.
“Quiero agradecer a Dios por darme la oportunidad de estar aquí y por haberme dado la alegría de haber transitado este camino, este camino que me permitió estar aquí hoy y que ojalá sea inspiración para que todas pueden creer en sí mismos», dijo Ortiz.
El ensordecedor coro de “¡Papi! ¡Papi!” retumbó.
«Siempre he tratado de vivir de modo que tenga una influencia positiva en el mundo”, dijo Ortiz, quien con 46 años de edad se convirtió en apenas el 58vo pelotero elegido en su primer año en la papeleta. “Y si mi hisotira sirve de recordatoriao, que sea que cuando uno cree en alguien se puede cambiar al mundo, se puede cambiar su futuro, como tanta creyó en mí”.
Ortiz entró a Cooperstown tres años después de resultar herido gravemente en una balacera en un club nocturno en la República Dominicana. Los doctores le extirparon la vesícula y parte de los intestinos.