Habemus Papa

 

Santo Domingo. En la Sala Ravelo del Teatro Nacional se presentó Habemus Papa, una puesta en escena que envuelve a los presentes en una experiencia teatral marcada por la sensibilidad, la precisión artística y una profunda exploración de lo humano detrás del poder eclesiástico. Bajo la dirección del destacado Guillermo Cordero, la obra se consolida como uno de los montajes más memorables de la temporada.

 

Con una escenografía sobria, una iluminación que modelaba cada emoción y cada diálogo, y una propuesta visual que trasladaba a diversas ciudades y espacios vinculados al universo de la Iglesia. La extraordinaria caracterización de maquillaje, realizada por Ana María Andrickson, completaban un cuadro escénico que, sin excesos, permitía que la historia respirara con naturalidad y peso dramático.

 

Los dos protagonistas de esta historia, Pepe Sierra, como el tradicionalista Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI), ofreció una interpretación contenida, humana y profundamente vulnerable y José Guillermo Cortines, como el cardenal Jorge Bergoglio (Papa Francisco), aportó frescura, firmeza, una visión más pastoral y abierta del catolicismo contemporáneo. Juntos lograron que el público se convirtiera en testigo de una conversación que pocas veces imaginamos: dos hombres enfrentados por sus ideas, pero unidos por sus culpas, dudas y responsabilidades.

 

Las actuaciones se complementaron con las actuaciones de Elvira Taveras como Sor Petra y Karina Larrauri como Sor Leticia, quienes aportaron anclaje emocional y un humor fino que oxigenaba la tensión dramática en momentos clave. A esto se sumaron las interpretaciones de Vic Gómez como el Padre Gabriel y Héctor Then el Padre Pablo, cuya presencia subrayó la humanidad cotidiana que convive con la solemnidad de la Iglesia.

 

La obra construye un retrato poderoso: el Papa que decide renunciar y el Cardenal que, pese a querer retirarse, es llamado a continuar la misión. La conversación entre ambos, hilada con tensiones, silencios y revelaciones, se convierte en un espejo para el público dominicano, acostumbrado a reflexionar sobre fe, liderazgo y conciencia.

Habemus Papa

Las diferencias entre sus visiones, uno amante de Mozart y el otro del tango; uno aferrado a la tradición, el otro movido por la calle y el pueblo, sirven como marco para exponer la esencia de la pieza: dos hombres que cargan con el peso de sus decisiones y buscan redención.

 

Guillermo Cordero dirige magistralmente una puesta en escena con elegancia y claridad, apostando por un lenguaje teatral que privilegia la palabra, las pausas y la verdad emocional. La musicalización, la escenografía, el vestuario y la iluminación acompañan cada transición con precisión quirúrgica, logrando que la obra fluya con naturalidad y que el público entre en un estado de escucha profunda.

 

La respuesta del público fue inmediata y palpable. A lo largo de la función reinó una atención sostenida, acompañada de complicidad provocada por  la pieza, y esa quietud que solo aparece cuando el teatro conecta de forma auténtica. Al finalizar, un aplauso cálido y prolongado confirmó el impacto de la propuesta.

 

Habemus Papa reafirma el compromiso de Guillermo Cordero con un teatro que aborda temas universales desde una sensibilidad cercana a nuestra realidad. Este montaje se suma a las obras que honran la profesión, las tablas y el arte de narrar historias que tocan la conciencia.

 

La obra teatral continuará presentándose en la Sala Ravelo del Teatro Nacional, jueves, viernes, sábado a las 8:30 de la noche y el domingo a las 6:30 de la noche.

 

 Las boletas están disponibles en Uepa Tickets, Club de Lectores del Listín Diario, la boletería del teatro y CCN Servicios en Supermercados Nacional, Jumbo y Merca Jumbo.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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