prepárese para un evento espectacular: la inminente nova de T Coronae Borealis (T CrB), conocida también como «Blaze Star».

Este sistema binario, situado a unos 3.000 años luz de la Tierra en la constelación de Corona Borealis, está compuesto por una enana blanca y una gigante roja. La enana blanca, con una masa similar a la del Sol, pero del tamaño de la Tierra, absorbe material de su compañera moribunda. Cuando acumula suficiente masa, se desencadena una explosión termonuclear que aumenta drásticamente su brillo. DW.COM

Ahora, cálculos recientes indican que estamos a punto de presenciar su próxima explosión, que promete ser visible desde la Tierra a simple vista, sin necesidad de telescopio. Este fenómeno, conocido como nova, ocurre aproximadamente cada 80 años y tiene a astrónomos y aficionados esperando con ansias su aparición.

T Coronae Borealis: una nova, no una supernova

La historia de T CrB es fascinante, habiendo sido observada por primera vez en el año 1217 por el abad alemán Abbott Burchard. Desde entonces, ha capturado la atención de aficionados y científicos por igual, con novas registradas también en los años 1866 y 1946. Este ciclo regular de explosiones, que no se desintegra la estrella como enima supernova, es lo que mantiene a los investigadores en vilo, esperando el próximo gran destello.

Nova podría ocurrir en cualquier momento

Según los cálculos de Brad Schaefer, catedrático emérito de Astronomía de la Universidad Estatal de Luisiana, junto con datos de astrónomos aficionados de la Asociación Americana de Observadores de Estrellas Variables (AAVSO), la nova debería producirse a pocos meses de mayo de 2024, según un reporte de Space.com. En concreto, los expertos predicen que esta nova podría ocurrir en cualquier momento entre ahora y septiembre de 2024.

Este año, la estrella ha mostrado señales de estar cerca de su punto crítico. Además, la observación de un «descenso previo a la erupción» en el brillo de T CrB en marzo de 2023 refuerza esta predicción.

La Dra. Rebekah Hounsell, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, destaca la emoción de tener un asiento en primera fila para este raro acontecimiento, que no solo es una auténtica maravilla para los aficionados, sino también una valiosa oportunidad de estudio para los científicos.

«Hay algunas novas recurrentes con ciclos muy cortos, pero normalmente no vemos un estallido repetido en la vida de un ser humano, y rara vez uno tan relativamente cerca de nuestro propio sistema», dijo Hounsell en un comunicado de la NASA.

Por Margarita Brito

Periodista con más de 20 años de experiencia en radio, televisión y prensa escrita. Esposa, madre y abuela. Escribo porque me gusta y porque nada me es ajeno.

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