Esta semana, un grupo de cuatro cardenales denunció la supuesta ambigüedad de un texto sobre la familia publicado en abril.
En la entrevista, consultado por dichas acusaciones, Francisco replicó: «No me quita el sueño. Yo sigo el camino de los que me han precedido, sigo el Concilio».
El documento en cuestión, llamado Amoris Laetitia («La alegría del amor»), reúne las conclusiones de dos agitados sínodos (concilio de obispos) sobre la familia celebrados en 2014 y 2015 y pide que los divorciados que se vuelven a casar por lo civil sean acogidos dentro de la Iglesia.
Algunos no entienden, todo lo ven blanco o negro, incluso si es en un flujo de vida en el que es necesario discernir
Sin poner en duda el dogma del matrimonio católico indisoluble, el texto abre la vía a que los divorciados puedan comulgar, aunque sólo en algunos casos y en función de lo que decida en cada caso el obispo.
«Algunos no entienden, todo lo ven blanco o negro, incluso si es en un flujo de vida en el que es necesario discernir«, dijo el Papa en la entrevista al periódico católico.
El viernes, además, Francisco ratificó que quienes se consideran al margen de la comunidad eclesial «a causa de su fracaso conyugal» no están fuera de la Iglesia, en un encuentro con obispos que asisten a un curso en el Tribunal de la Rota romana.
«La Iglesia del Verbo Encarnado se ‘encarna’ en los asuntos tristes y en los sufrimientos de la gente, se inclina ante los pobres y quienes están lejos de la comunidad eclesial o se consideran fuera de la misma a causa de su fracaso conyugal», dijo el pontífice.
Sin embargo, señaló, «estas personas son y continúan incorporadas en Cristo en virtud de su bautismo» y concierne a los pastores «la importante responsabilidad (…) de no considerarlas jamás extrañas al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia».
«Estamos llamados a no excluirlos de nuestra ansia pastoral, sino a dedicarnos a ellos y a su situación irregular y su sufrimiento con toda premura y caridad», defendió.
La carta titulada «La búsqueda de la claridad: una súplica para desatar los nudos en Amoris laetitia« lleva la firma de los cardenales alemanes Walter Brandmüller y Joachim Meisner, el italiano Carlo Cafarra y el estadounidense Raymond Burke –el único en funciones y figura de la oposición al Papa–.De infobae.com