Ana Barretto, José Barretto, Frank Gómez, Denisse López, Clara Reid, José Delgado, Alvin Ortega y Danilo Mariot.
Ana Barretto, José Barretto, Frank Gómez, Denisse López, Clara Reid, José Delgado, Alvin Ortega y Danilo Mariot.

Unos 65 miembros de Jeep Club hicieron felices las navidades de más 80 familias de las comunidades de Sabana de San Juan y Sabana de Miguel Martin, en Azua, con la entrega de canastas navideñas, juguetes, ropas y disfrutaron de un almuerzo con los residentes de estas localidades, considerada una de las más pobres del país.

El gerente de mercadeo de Reid & Compañía, Alvin Ortega, indicó que estas comunidades están ubicadas a más de 250 kilometros de Santo Domingo y unos mil 800 metros sobre el nivel del mar, por lo que el acceso sólo es posible en Jeep, utilizando el sistema 4×4 low.
Tímidamente, los residentes de la Sabana de San Juan iban saliendo, asombrados y con ojos curiosos al ver esta caravana de vehículos que acababa de arribar en su pequeño pueblo.
Inmediatamente todos los excursionistas se pusieron manos a la obra, mientras algunos desmontaban las canastas, otros iban con ellas en mano, tocando las puertas de los residentes para hacer entrega de las mismas.

Los habitantes de estos poblados, alegres con lo que recibían, expresaban palabras de gratitud, con una sonrisa que hablaba por sí sola. Los niños soplaban los pitos y jugaban con los obsequios que se les acababa de entregar.

 Ortega destacó que esta es una de las razones que explican el interés de esta ruta, que se ubica entre San José de Oca y Azua, y que se caracteriza por caminos escarptados, deslizaderos y grandes rocas que parecen insalvables.
Informó que hace ya dos años se realizó esta ruta exploratoria, y que en esta travesía se visitaron varios poblados, los cuales se veían que las familias eran de escasos recursos, por lo que Jeep Club se propuso organizar la última ruta del año para llevar canastas navideñas en esta época tan especial.
El gerente de mercadeo dijo que esta ruta ecológica partió de las oficinas de Reid & Compañía, en la avenida John F. Kennedy, a las 6:30 de la mañana, transitando por la avenida John F. Kennedy y tomando la autopista 6 de Noviembre, rumbo hacia San Jose de Ocoa, haciendo la primera parada en el Cruce de Ocoa.
Indicó que luego se hizo un giro a mano derecha, después del Cruce de Ocoa, para dirigirse al destino final, Sabana de San Juan y Sabana de Miguel Martin.
“A partir de aquí es cuando la ruta empieza a complicarse, pero a ser más divertida para los miembros del Jeep Club, dejamos el pavimento atrás, las calles desaparecen y se convierte en un camino de tierra y piedras”, expuso Ortega.
“Llegamos a un cañón, el cual nos indica que comenzamos un ascenso de una cuesta intensamente empinada que no parece tener fin; cada vez que pasamos a una planicie pensamos que la subida había llegado a su fin, pero para nuestra sorpresa esta continuaba, obligándonos a aumentar las revoluciones de nuestro Jeep® y a utilizar el 4×4 Low para tener un asenso más suave, en tan empinada cuesta”, sostuvo.
Manifestó que finalmente después de alrededor de 35 minutos de pura subida, ésta llega a su fin, y se comenzó  a pasar entre varios poblados, precipicios y ríos, los cuales están inmersos en la Cordillera Central, y exhiben una vegetación típica de montañas  bañadas por un sol radiante.
Expresó que todos los visitantes estaban maravillados de las bellezas que tiene el país, y que se pueden disfrutarlas gracias al Jeep Club.
Dentro de los pueblos transitados para llegar a Sabana de San Juan de la Maguana, están El Pinar, Los Tramojos, Mancebo y Sabana de Miguel Martín.
Después de almorzar y compartir con los lugareños, se emprendió el camino de regreso por la misma ruta que se había cursado hacía unas pocas horas, deteniéndose en uno de los ríos para refrescarse un poco en el agua helada y compartir rodeados de la naturaleza, el aire fresco y la vida silvestre.
Después de pasar un buen rato compartiendo entre amigos, se inicio el descenso, que es mucho más divertido que la subida, ya que se puede ir más rápido y conocer el trayecto hasta la base de la montaña. Para deleite de los presentes, el retorno es al atardecer, teniendo la dicha de observar las nubes bajando y cubriendo las montañas vecinas, el Sol se escondía detrás de las montañas y de las mismas nubes que se encontraban en su alrededor.

 

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