La iniciativa, de la autoría de los concejales Waldys Taveras y Consuelo Despradel, es apoyada por los también regidores William Peña, del Bloque Institucional Social Demócrata; Julio César Martínez, del PRSC; César Cabrera, del PRD, y el independiente Ramón Hernández (Monini).
Se indica que el fin fundamental es retornar el valor histórico de ese lugar y que los sectores público y privado apoyen al Ayuntamiento del Distrito Nacional en este trabajo.
En la carta de remisión del proyecto de resolución al presidente de la Sala, Winni Terrero, los regidores perredeístas recomiendan a la Administración Municipal que inicie acciones frente a las demás entidades del Estado responsables de la preservación de los monumentos para que encaminen acciones de preservación del patrimonio histórico.
En su artículo segundo, la resolución prohíbe la colocación de mesas y sillas y el consumo de bebidas alcohólicas en la Puerta de la Misericordia en la parte frontal correspondiente a la acera Oeste de calle Palo Hincado, en los límites de anchura que tiene el lugar histórico, hasta el nivel de la verja donde se encuentra la estatua de Matías Ramón Mella por la calle Pedro Alejandro Pina, así como en la acera Este de la parte Este de la calle Pedro Alejandro Pina.
De aprobarse el proyecto de resolución, la Administración Municipal dispondrá de una llama votiva y una guardia de honor permanente en la Puerta de la Misericordia.
Los regidores perredeístas sostienen que es competencia de los Ayuntamientos en su condición de gobiernos locales según las disposiciones del Art. 19 letras (b) y (h) de la Ley 176/07 “Normar y Gestionar el espacio Publico Municipal” y “La Preservación del Patrimonio Histórico”, del municipio.
Basan también su petición en que en el periodo comprendido entre el 26 de Enero y el 27 de Febrero de cada año se celebra el mes de la Patria, época que tiene como fin la reflexión y honrar a los hombres y mujeres que con sus ideales y sus luchas conformaron la dominicanidad.
Sostienen que Puerta de la Misericordia está abandonada, arrabalizada y en proceso de destrucción, lo que para los regidores constituye una vergüenza nacional.
